♥ DONA HOY
Inicio Blog Página 734

La Octava de Pascua y sus 8 detalles interesantes

0

Con el Domingo de Resurrección, inicia la primera semana de la cincuentena pascual y con ello el comienzo de la Octava de Pascua; ochos días que les caracterizan algunos detalles muy interesantes como ser:Liturgia de la palabra: Las lecturas de los evangelios durante esta semana se ubican en los relatos de las apariciones de Cristo resucitado con los apóstoles y sus experiencias. Además en el tiempo de Pascua se cambia la primera lectura, que usualmente es tomada del Antiguo Testamento, por una del libro de Los Hechos de los Apóstoles.

Gloria: Luego de una omisión que inicio el miércoles de ceniza, a excepción de la celebración de San José. El canto del Gloria será entonado durante todas las celebraciones eucarísticas de la Octava de Pascua, al considerarse cada una de ellas con carácter de solemnidad.Celebración: Según la Iglesia, deberá ser la semana más alegre del año. Pues igual que la Octava de Navidad, estos ocho días se convierten en una misma y sola celebración con el acontecimiento de la Resurrección del Señor Jesús.

Secuencia Pascual: Es obligatoria durante la Octava de Pascua y se encuentra entronizada en la Liturgia de la Palabra. Es un relato en forma de poema, que narra la Resurrección de Jesús.

Liturgia de las Horas: Como oración oficial de la Iglesia Católica y unida al espíritu de la Octava de Pascua, se realiza las mismas oraciones durante los ocho días de la celebración, por lo que, se dará un gran énfasis a la resurrección.

Salida de misa: La bendición final del obispo o sacerdote en las misas de la Octava Pascual, tendrá una connotación distinta. Al finalizar la Eucaristía siempre impartirá la bendición solemne y en el envío, pronunciará las palabras ‘’pueden ir en paz, Aleluya, Aleluya” a lo que el pueblo debe contestar: ‘’demos gracias a Dios, Aleluya, Aleluya’’

Consumación: La Octava de Pascua inicia en el Domingo de Resurrección y finaliza con el Domingo de la Divina Misericordia, instituido por San Juan Pablo II el 30 de abril del 2000, durante la canonización de Santa Faustina. Al concluir estos ochos días celebrativos, la iglesia conservará el color blanco en la liturgia.

Cirio: Permanecerá encendido durante la octava y toda la cincuentena pascual. Este se distingue de otras velas por su gran tamaño y además por adornarlo con el año, cinco granos de incienso, formando una cruz y las letras griegas alfa y omega en sus extremos verticales. El Cirio significa la luz de Cristo resucitado.

El Regina Coeli sustituye el rezo del Ángelus durante el tiempo pascual

0

El rezo de la antífona de Regina Coeli fue establecida por el Papa Benedicto XIV en 1742 y reemplaza durante el tiempo pascual –desde la celebración de la resurrección hasta el día de Pentecostés– al rezo del Ángelus cuya meditación se centra en el misterio de la Encarnación.

Son las palabras latinas con que abre el himno pascual a la Santísima Virgen María que traducidas al español son “Reina del cielo”, es una composición litúrgica a manera de felicitación a María por la resurrección de su Hijo Jesucristo. El Regina Coeli sustituye el rezo del Angelus durante el tiempo pascual.

Al igual que el Ángelus, el Regina Coeli se reza tres veces al día, al amanecer, al mediodía y al atardecer como una manera de consagrar el día a Dios y a la Virgen María.

La oración

Reina del cielo, alégrate, aleluya.
Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
Ha resucitado según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya

Oremos

Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (tres veces)

Deléitese con el mango en miel

0

Por su exquisito sabor y su atractivo color el mango se ha convertido en una fruta muy apetecida y de alto consumo en los hogares hondureños, y con mayor razón en esta temporada que se inicia la cosecha y para disfrutarlo de una manera diferente, le mostramos una fácil receta de mango en miel.

INGREDIENTES

  • 20 mangos sazones
  • ½ rapadura de dulce
  • 3 rajitas de canela
  • 2 litros de agua
  • Clavos de olor

PREPARACIÓN

Lave y pele los mangos, seguido hágales cortes en cruz, de esa manera se permite que se absorba con mayor facilidad la miel, luego póngalos a hervir a temperatura media, una vez que estos hayan hervido escucharlos y coloque el agua para hacer la miel, agregue la rapadura de dulce, la canela y los clavos de olor, cuando se diluya muy bien agregue los mangos, deje que se cocine a fuego lento para que el resultado sea mejor, mueva constantemente los hasta que estos adquieran una consistencia adecuada y estén por completos en miel y a disfrutar.

Esto le puede interesar:

“Cristo resucitado es esperanza para quienes aún sufren la pandemia” Francisco

0

Con motivo de la Pascua, el Papa Francisco impartió la tradicional bendición Urbi et Orbi, a todo el pueblo de Dios. En su mensaje, el Papa recordó que “Cristo resucitado es esperanza para quienes aún sufren la pandemia, para los enfermos y para quienes han perdido a un ser querido”.

El Pontífice criticó que en medio de esta crisis sanitaria, es escandaloso que “los conflictos armados no cesan y los arsenales militares se fortalecen”, por lo que el anuncio de la resurrección da esperanza a toda la humanidad. “Que el Señor les dé consuelo y apoye la labor de médicos y enfermeras. Todos, especialmente las personas más frágiles, necesitan asistencia y tienen derecho a tener acceso a la atención necesaria”.

El Vicario de Cristo instó a todos a “luchar contra la pandemia y las vacunas son una herramienta fundamental para esta lucha. En el espíritu de un “internacionalismo de las vacunas”, insto a toda la comunidad internacional a un compromiso compartido para superar los retrasos en su distribución y facilitar su intercambio, especialmente con los países más pobres”.

MENSAJE URBI ET ORBI DEL
SANTO PADRE FRANCISCO

PASCUA 2021

Basílica de San Pedro, Domingo 4 de abril de 202 1

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua! ¡Feliz, santa y pacífica Pascua!

Hoy el anuncio de la Iglesia resuena en todas partes del mundo: “ Jesús, el crucificado, ha resucitado, como dijo. Aleluya “.

El anuncio de Pascua no muestra un espejismo, no revela una fórmula mágica, no indica una vía de escape ante la difícil situación que atravesamos. La pandemia todavía está en pleno apogeo; la crisis social y económica es muy grave, especialmente para los más pobres; a pesar de esto -y es escandaloso- los conflictos armados no cesan y los arsenales militares se fortalecen. Y este es el escándalo de hoy.

Ante, o mejor dicho, en medio de esta compleja realidad, el anuncio pascual contiene en pocas palabras un acontecimiento que da esperanza que no defrauda: “Jesús, el crucificado, ha resucitado”. No nos habla de ángeles o fantasmas, sino de un hombre, un hombre de carne y hueso, con rostro y nombre: Jesús. El Evangelio da fe de que este Jesús, crucificado bajo Poncio Pilato por haber dicho ser el Cristo Hijo de Dios, resucitó al tercer día, según las Escrituras y como él mismo lo había predicho a sus discípulos.

El crucifijo, no otro, ha resucitado. Dios Padre resucitó a su Hijo Jesús porque cumplió su voluntad de salvación hasta el final: tomó sobre sí nuestras debilidades, nuestras debilidades, nuestra misma muerte; sufrió nuestros dolores, llevó el peso de nuestras iniquidades. Porque este Dios Padre lo ha exaltado y ahora Jesucristo vive para siempre, y Él es el Señor.

Los testigos relatan un detalle importante: Jesús resucitado lleva las heridas en las manos, los pies y el costado. Estas plagas son el sello perenne de su amor por nosotros. Cualquiera que sufra una prueba severa, en cuerpo y espíritu, puede refugiarse en estas heridas, recibir a través de ellas la gracia de la esperanza que no defrauda.

Cristo resucitado es esperanza para quienes aún sufren la pandemia, para los enfermos y para quienes han perdido a un ser querido. Que el Señor les dé consuelo y apoye la labor de médicos y enfermeras. Todos, especialmente las personas más frágiles, necesitan asistencia y tienen derecho a tener acceso a la atención necesaria. Esto es aún más evidente en este momento en el que todos estamos llamados a luchar contra la pandemia y las vacunas son una herramienta fundamental para esta lucha. En el espíritu de un “internacionalismo de las vacunas”, insto a toda la comunidad internacional a un compromiso compartido para superar los retrasos en su distribución y facilitar su intercambio, especialmente con los países más pobres.

El Crucifijo Resucitado es un consuelo para quienes han perdido su trabajo o atraviesan serias dificultades económicas y carecen de una protección social adecuada. Que el Señor inspire la acción de los poderes públicos para que a todos, especialmente a las familias más necesitadas, se les ofrezca la ayuda necesaria para un adecuado sustento. Lamentablemente, la pandemia ha aumentado drásticamente el número de pobres y la desesperación de miles de personas.

“Es necesario que los pobres de todo tipo vuelvan a la esperanza”, dijo San Juan Pablo II en su viaje a Haití . Y mi pensamiento y aliento van al querido pueblo haitiano en este día, para que no se sienta abrumado por las dificultades, sino que mire al futuro con confianza y esperanza. Y diría que mi pensamiento va especialmente a ustedes, queridísimas hermanas y hermanos haitianos: estoy cerca de ustedes, estoy cerca de ustedes y me gustaría que los problemas se resolvieran definitivamente para ustedes. Oro por esto, queridos hermanos y hermanas haitianos.

Jesús resucitado es también esperanza para muchos jóvenes que se han visto obligados a pasar largas temporadas sin ir a la escuela o la universidad y compartir tiempo con amigos. Todos necesitamos vivir relaciones humanas reales y no solo virtuales, especialmente en la época en la que se forma el carácter y la personalidad. Lo escuchamos el viernes pasado en el Via crucis infantil. Estoy cerca de los jóvenes de todo el mundo y, en este momento, especialmente de los de Myanmar, que están comprometidos con la democracia, haciendo que sus voces se escuchen pacíficamente, conscientes de que el odio solo puede disiparse con el amor.

Que la luz del Resucitado sea fuente de renacimiento para los migrantes que huyen de la guerra y la miseria. En sus rostros reconocemos el rostro desfigurado y sufriente del Señor que sube al Calvario. Que no les falten signos concretos de solidaridad y fraternidad humana, prenda de la victoria de la vida sobre la muerte que celebramos en este día. Doy las gracias a los países que acogen generosamente a los que sufren y buscan refugio, especialmente el Líbano y Jordania, que acogen a muchos refugiados que han huido del conflicto sirio.

Que el pueblo libanés, que atraviesa un período de dificultad e incertidumbre, experimente el consuelo del Señor Resucitado y sea apoyado por la comunidad internacional en su vocación de ser tierra de encuentro, convivencia y pluralismo.

Cristo, nuestra paz, haga cesar finalmente el rugido de las armas en la amada y atormentada Siria, donde millones de personas viven ahora en condiciones inhumanas, así como en Yemen, cuyos acontecimientos están rodeados de un silencio ensordecedor y escandaloso, y en Libia, donde finalmente se ve la salida de una década de contención y enfrentamientos sangrientos. Todas las partes involucradas deben hacer un esfuerzo efectivo para poner fin a los conflictos y permitir que los pueblos cansados ​​de la guerra vivan en paz y comiencen la reconstrucción de sus respectivos países.

La Resurrección, naturalmente, nos lleva a Jerusalén. Por ello imploramos al Señor por la paz y la seguridad ( cf Sal 122), para que responda a la llamada a ser un lugar de encuentro donde todos puedan sentirse hermanos, y donde israelíes y palestinos redescubran la fuerza del diálogo para llegar a una situación estable. solución, que ve a dos Estados conviviendo uno al lado del otro en paz y prosperidad.

En esta fiesta, mi pensamiento también vuelve a Irak, que tuve la alegría de visitar el mes pasado , y que rezo para que continúe el camino de pacificación emprendido, para que se cumpla el sueño de Dios de una familia humana hospitalaria. dando la bienvenida a todos sus hijos. [1]

Que la fuerza del Resucitado apoye a las poblaciones africanas que ven su futuro comprometido por la violencia interna y el terrorismo internacional, especialmente en el Sahel y Nigeria, así como en la región de Tigray y Cabo Delgado. Que continúen los esfuerzos por encontrar soluciones pacíficas a los conflictos, respetando los derechos humanos y la santidad de la vida, con un diálogo fraterno y constructivo en un espíritu de reconciliación y solidaridad efectiva.

¡Todavía hay demasiadas guerras y demasiada violencia en el mundo! Que el Señor, que es nuestra paz, nos ayude a superar la mentalidad de guerra . Otorgue a los prisioneros en conflictos, especialmente en el este de Ucrania y Nagorno-Karabaj, que regresen sanos y salvos con sus familias e inspire a los gobernantes de todo el mundo a frenar la carrera por nuevas armas. Hoy, 4 de abril, se conmemora el Día Mundial contra las minas antipersonal, artefactos tortuosos y horribles que matan o mutilan a muchas personas inocentes cada año e impiden a la humanidad “caminar juntos por los caminos de la vida, sin temor a los peligros de la destrucción y la muerte”. . “. [2] ¡ Qué mejor sería un mundo sin estos instrumentos de muerte!

Queridos hermanos y hermanas, también este año, en varios lugares, muchos cristianos han celebrado la Pascua con severas limitaciones y, en ocasiones, sin siquiera tener acceso a las celebraciones litúrgicas. Oramos para que tales limitaciones, así como cualquier limitación a la libertad de culto y religión en el mundo, se eliminen y que cada uno pueda orar y alabar a Dios libremente.

Entre las muchas dificultades que atravesamos, no olvidemos nunca que hemos sido curados de las llagas de Cristo (cf. 1 P 2, 24). A la luz del Resucitado, nuestros sufrimientos se transfiguran. Donde hubo muerte ahora hay vida, donde hubo duelo, ahora hay consuelo. Al abrazar la Cruz, Jesús dio sentido a nuestros sufrimientos y ahora oramos para que los efectos beneficiosos de esta curación se extiendan por todo el mundo. ¡Feliz, santa y pacífica Pascua!

Homilía del Señor Arzobispo para el Primer Domingo de Pascua

0
"Holy Women at Christ’s Tomb” by Annibale Carracci, circa 1590s. Image courtesy of Creative Commons

 “Al amanecer”, indica el momento en que hay luz, pero este dato es difícil conciliar con el de “aún estaba oscuro”. Quiere decir que María va al sepulcro poseída por una falsa concepción de la muerte, (que con la muerte se termina todo) y no se da cuenta de que el día ha comenzado. ¿Nosotros somos conscientes de que el día ha comenzado o todavía está oscuro para nosotros? María va solamente a visitar el sepulcro.

Busca a aquel que es la vida como un cadáver. ¡Qué equivocación! Pero al llegar vio la losa quitada del sepulcro y el sepulcro vacío. El sepulcro vacío es el triunfo de la vida sobre la muerte, de que Cristo ha resucitado y que vive para siempre. Pero ella no capta bien la realidad y su reacción es de alarma y va a avisar a los discípulos. Avisa a Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: “Se han llevado al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.

“Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro”. Aquel discípulo que Jesús tanto amaba, es capaz de correr más, es el que avanza más rápido en su vida… Solo a partir de esa experiencia fundamental de sentirse amado se puede avanzar… Pedro, por el contrario, no ha hecho esa experiencia del amor en su propia vida (es el que ha negado a Jesús tres veces) por eso va más lento. Pero Juan, que ha hecho esa experiencia del amor es también el que tiene la deferencia de esperar a Pedro, incluso de dejar a Pedro que pase delante de él al sepulcro.

Es como si le dijera: pasa tú primero… podemos ver en este gesto (de dejar pasar primero a Pedro) el gesto de la reconciliación con Pedro, el amor es capaz de tener gestos de reconciliación. Esta reconciliación se manifiesta esperando a Pedro y cediéndole el paso para que, entre primero al sepulcro, se manifiesta reconociendo al otro, en el respeto y la delicadeza con el otro.

Después, se dice que entró él al sepulcro y que “vio y creyó” (de Pedro no se dice nada más que entró) pero de este otro discípulo se subraya que “vio y creyó”… es decir, este discípulo es el modelo de todo discípulo de Jesús, es el modelo de todos nosotros que queremos ser discípulos, es el que ha aceptado el amor, el que ha hecho la experiencia de sentirse amado, por eso “ve y cree”; el verbo “ver” indica que tiene la experiencia de la vida y “cree”, significa darle su adhesión a Cristo Resucitado, darle su confianza. Sí, quisiera entregarte toda mi vida. Sí, decirle a Cristo: hoy quisiera entregarte toda mi vida.

Sí, Cristo ha resucitado, Cristo vive y ya no morirá jamás. Aquel cuerpo roto y ensangrentado, aquel que fue despreciado, desechado por los hombres y colgado en una cruz ha resucitado y su cuerpo resplandece lleno de hermosura. Pero, no basta con decir: Cristo ha resucitado. Ahora Cristo nos invita a que participemos de su Resurrección, nos invita a que resucitemos cada día, a que vivamos ya resucitados, a que hagamos el paso de la muerte a la vida.

¿Estoy dispuesto a este día a dar mi paso de la muerte a la vida? La Resurrección de Cristo es un sí a la vida de todo ser humano, un sí a nuestra vida. Nuestras más profundas aspiraciones pueden llegar a realizarse. Tenemos derecho a esperar un mundo nuevo, un mundo de amor y paz, un mundo dónde brille la justicia. La vida nueva que brota del sepulcro vacío, es el amor. Vivir la Resurrección es amar hasta el final, pero el que no ama, sigue en el sepulcro y aún no puede celebrar su pascua. “Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos.” (1 Jn 3, 14) La Resurrección de Cristo nos compromete a defender la vida, incluso la vida de la Naturaleza.

El ser humano que participa de la Resurrección está llamado a ser el mejor ecologista. A combatir las causas de la pobreza, también de las estructuras opresoras e insolidarias y del egoísmo que anida en nuestro corazón. Estamos llamados a defender la libertad verdadera contra toda situación esclavizante. La Resurrección de Señor, la Pascua es siempre fiesta de liberación. “Para ser libres, nos libertó Cristo” (Ga. 5). En nuestra Honduras de hoy en medio de la pandemia y de la política, la Resurrección nos llama a dar pasos adelante.

Pareciera que no entendemos que se debe cambiar. No es posible que podamos construir una Honduras mejor con los vicios del pasado. Necesitamos trabajar por la paz que es también un don de la Pascua. Si vivimos de verdad la Pascua necesitamos irradiar la paz y construir la paz donde se sienta amenazada. A partir de ahora nadie estará solo, ni perdido en esta tierra. Como dice la antífona de entrada de este domingo: “He resucitado y aún estoy contigo”. Nos volvemos al Señor para decirle: Cristo Resucitado, “que el viento de la noche no apague el fuego vivo que nos dejó tu paso en la mañana”. ¡Feliz Pascua de Resurrección queridas hermanas y hermanos!

Homilía del Señor Arzobispo para la Vigilia Pascual

0

Esta es la pregunta que se hicieron las mujeres que iban al sepulcro muy temprano para embalsamar el cuerpo de Jesús…, es también nuestra gran pregunta esta Noche Santa… “¿Quién nos correrá la piedra?” “Tres mujeres se dirigen al sepulcro muy temprano, el primer día de la semana al salir el sol”. Estas mujeres que iban al sepulcro, no pensaban en la resurrección, pero amaban a Jesús. No habían previsto quién les quitaría la piedra del sepulcro, pero amaban al que estaba detrás de ella…

Estas mujeres amaban por encima de todo. El amor (simbolizado en los aromas), era quién las conducía hacia el sepulcro muy temprano. Las mujeres fueron las primeras que entraron en el sepulcro. Y se preguntaban en el camino: “¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?”. Aquella piedra enorme que las mujeres no se sentían con fuerza para remover, representa lo definitivo de la muerte: todo había terminado.

El sepulcro de Jesús estaba bien cerrado, con una piedra enorme; esa piedra puede ser representativa de todas las piedras sepulcrales y de todas las piedras que aplastan la vida de los seres humanos y nos paralizan. Las mujeres se preguntaban: “¿Quién nos correrá la piedra?”. Eso, ¿Quién curará nuestras heridas? ¿Quién nos librará de nuestras esclavitudes? ¿Quién nos hará superar nuestros miedos? ¿Quién nos sacará de nuestros pesimismos y de nuestras tristezas? ¿Quién nos abrirá caminos de gozo, de esperanza y de un verdadero sentido a nuestra vida? Estas preguntas son como piedras que aplastan en nosotros la vida y la esperanza.

Y en este camino resulta que, “vieron que la piedra estaba corrida y eso que era muy grande”: Esta es la primera sorpresa: La piedra estaba corrida; es decir, el poder de la muerte se quebraba. No lo olvidemos, la piedra está corrida y la tumba abierta para siempre. Y desde aquel momento ya, todas las piedras de todos los sepulcros, no sirven para nada, ya todas las piedras de todos nuestros sepulcros pueden ser removidas…, porque la fuerza del Resucitado las puede remover, puede abrir nuestras tumbas que nos impiden vivir con sentido nuestra vida humana. La segunda sorpresa es que estas mujeres se encontraron también a “un joven vestido de blanco”.

Este joven, vestido de blanco (el color de la vida), que ellas no reconocen, es Jesús Resucitado, que les dice: “No tengan miedo. ¿Buscan a Jesús, el Nazareno, el Crucificado? Ha resucitado. No está aquí.” También para nosotros hoy es esta gran noticia: Ha resucitado. Está vivo. Este anuncio del joven a las mujeres es para todos nosotros en esta noche: Ha resucitado. Tú, Señor Resucitado, que has vencido a la muerte danos tu paz.

Que en esta noche de tu triunfo sobre la muerte la humanidad encuentre en Ti la luz y la fuerza para oponerse a todo lo que niega la vida en nuestro mundo. Con la Resurrección de Jesús la vida empieza a tener un sentido nuevo. El Resucitado está con nosotros y en nosotros para siempre. Ningún ser humano está solo. Nadie está perdido nunca en esta tierra. Ningún grito deja de ser escuchado. El Resucitado es una presencia que aporta una paz y una esperanza a nuestra vida. Ustedes, buscadores/as de esperanza, recuerden bien que esta noche es “clara como el día”, está iluminada por la Presencia del Resucitado.

Hay esperanza para los pobres, los marginados, los crucificados de la tierra. Hay esperanza para todos. Que podamos abrirnos a Ti que eres la Vida, la Fuente de la Verdadera Vida y el colmo de la alegría que nadie podrá arrebatarnos jamás. El joven vestido de blanco les recuerda a las mujeres: «Él va por delante de Ustedes a Galilea. Allí lo verán». Para «ver» al Resucitado hay que volver a Galilea. Al Resucitado no se le puede «ver» sin volver a la Galilea de nuestra realidad. En esta noche, cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Cuál es mi Galilea? Para percibir al Resucitado en medio de nosotros necesitamos ahora la vuelta a nuestra vida ordinaria, (a nuestra Galilea), a la vida de nuestras relaciones, de nuestros trabajos, de nuestras familias, pero con una esperanza renovada en nuestro corazón.

Jesús Resucitado viene a nuestro encuentro en esta Noche de Pascua como vino a las mujeres. Que podamos recibir su Presencia y decirle: Señor Resucitado, tu presencia amorosa elimina nuestra soledad y llena de sentido nuestra vida. Gracias Señor, porque en Ti hemos resucitado todos.

Cancelan viajes en ferry de Útila y Roatán por cuña de alta presión

0

La Policía Nacional a través de su cuenta de Twitter informó que este día se cerró temporalmente el muelle de cabotaje de Útila y Roatán, debido a una cuña de alta presión que está ingresando al país y que está dejando un fuerte oleaje en el caribe hondureño.

Esta medida ha provocado el retraso de muchos viajeros que retornan a La Ceiba, luego de pasar esta Semana Santa en las Islas de la Bahía. Algunos posteaban en sus redes sociales, aglomeración de personas debido a esta situación, un grave peligro de contagio del Covid 19, al no respetarse las medidas de bioseguridad.

“El Señor Resucitado nos invita a empezar de nuevo, a no perder nunca la esperanza” Francisco

0

El Papa Francisco presidió este día la Vigilia Pascual desde la Basílica de San Pedro en Roma. Una celebración atípica por la pandemia que atraviesa el mundo entero. Después del lucernario y la proclamación de la Palabra de Dios, el Papa Francisco invitó a todos a ir a Galilea, que significa “empezar de nuevo, una vida nueva que Dios es capaz de reiniciar en nosotros más allá de todos nuestros fracasos”.

En estos meses oscuros de pandemia oímos al Señor resucitado que nos invita a empezar de nuevo, a no perder nunca la esperanza, “Incluso de los escombros de nuestro corazón Dios puede construir una obra de arte. Él nos precede siempre: en la cruz del sufrimiento, de la desolación, de la muerte, en la gloria de una vida que resurge, de una historia que cambia, de una esperanza que renace” dijo el Pontífice.

Texto íntegro de la homilía del Papa Francisco:

Las mujeres pensaron que iban a encontrar el cuerpo para ungirlo, en cambio, encontraron una tumba vacía. Habían ido a llorar a un muerto, pero en su lugar escucharon un anuncio de vida. Por eso, dice el Evangelio que aquellas mujeres estaban «asustadas y desconcertadas» (Mc 16,8). Desconcierto: en este caso es miedo mezclado con alegría lo que sorprende sus corazones cuando ven la gran piedra del sepulcro removida y dentro un joven con una túnica blanca. Es la maravilla de escuchar esas palabras: «¡No se asusten! Aquel al que buscan, Jesús, el de Nazaret, el crucificado, resucitó» (v. 6). Y después esa invitación: «Él irá delante de ustedes a Galilea y allí lo verán» (v. 7). Acojamos también nosotros esta invitación, la invitación de Pascua: vayamos a Galilea, donde el Señor resucitado nos precede. Pero, ¿Qué significa “ir a Galilea”?

Ir a Galilea significa, ante todo, empezar de nuevo. Para los discípulos fue regresar al lugar donde el Señor los buscó por primera vez y los llamó a seguirlo. Es el lugar del primer encuentro y del primer amor. Desde aquel momento, habiendo dejado las redes, siguieron a Jesús, escuchando su predicación y siendo testigos de los prodigios que realizaba. Sin embargo, aunque estaban siempre con Él, no lo entendieron del todo, muchas veces malinterpretaron sus palabras y ante la cruz huyeron, dejándolo solo. A pesar de este fracaso, el Señor resucitado se presenta como Aquel que, una vez más, los precede en Galilea; los precede, es decir, va delante de ellos. Los llama y los invita a seguirlo, sin cansarse nunca. El Resucitado les dice: “Volvamos a comenzar desde donde habíamos empezado. Empecemos de nuevo. Los quiero de nuevo conmigo, a pesar y más allá de todos los fracasos”. En esta Galilea experimentamos el asombro que produce el amor infinito del Señor, que traza senderos nuevos dentro de los caminos de nuestras derrotas. Es así el Señor, traza senderos nuevos de nuestras derrotas. Él es así, y nos invita a ir a Galilea para hacer esto.

Este es el primer anuncio de Pascua que quisiera ofrecerles: siempre es posible volver a empezar, porque siempre existe una vida nueva que Dios es capaz de reiniciar en nosotros más allá de todos nuestros fracasos. Incluso de los escombros de nuestro corazón, y cada uno conoce las miserias de nuestro corazón, Dios puede construir una obra de arte, aun de los restos arruinados de nuestra humanidad Dios prepara una nueva historia. Él nos precede siempre: en la cruz del sufrimiento, de la desolación y de la muerte, así como en la gloria de una vida que resurge, de una historia que cambia, de una esperanza que renace. Y en estos meses oscuros de pandemia oímos al Señor resucitado que nos invita a empezar de nuevo, a no perder nunca la esperanza.

Ir a Galilea, en segundo lugar, significa recorrer nuevos caminos. Es moverse en la dirección opuesta al sepulcro. Las mujeres buscaban a Jesús en la tumba, es decir, iban a hacer memoria de lo que habían vivido con Él y que ahora habían perdido para siempre. Van a refugiarse en su tristeza. Es la imagen de una fe que se ha convertido en conmemoración de un hecho hermoso pero terminado, sólo para recordar. Muchos y también nosotros, muchas veces, viven la “fe de los recuerdos”, como si Jesús fuera un personaje del pasado, un amigo de la juventud ya lejano, un hecho ocurrido hace mucho tiempo, cuando de niño asistía al catecismo. Una fe hecha de costumbres, de cosas del pasado, de hermosos recuerdos de la infancia, que ya no me conmueve, que ya no me interpela. Ir a Galilea, en cambio, significa aprender que la fe, para que esté viva, debe ponerse de nuevo en camino. Debe reavivar cada día el comienzo del viaje, el asombro del primer encuentro. Y después confiar, sin la presunción de saberlo ya todo, sino con la humildad de quien se deja sorprender por los caminos de Dios. Tenemos nosotros miedo de las sorpresas de Dios. Generalmente tenemos miedo de que Dios nos sorprenda. Hoy el Señor nos invita a dejarnos sorprender. Vayamos a Galilea para descubrir que Dios no puede ser depositado entre los recuerdos de la infancia, sino que está vivo, siempre sorprende. Resucitado, no deja nunca de asombrarnos.

Luego, el segundo anuncio de Pascua: la fe no es un repertorio del pasado, Jesús no es un personaje obsoleto. Él está vivo, aquí y ahora. Camina contigo cada día, en la situación que te toca vivir, en la prueba que estás atravesando, en los sueños que llevas dentro. Abre nuevos caminos donde sientes que no los hay, te impulsa a ir contracorriente con respecto al remordimiento y a lo “ya visto”. Aunque todo te parezca perdido, déjate alcanzar con asombro por su novedad: te sorprenderá.

Ir a Galilea significa, además, ir a los confines. Porque Galilea es el lugar más lejano, en esa región compleja y variopinta viven los que están más alejados de la pureza ritual de Jerusalén. Y, sin embargo, fue desde allí que Jesús comenzó su misión, dirigiendo su anuncio a los que bregan por la vida de cada día, a los excluidos, a los frágiles, a los pobres, para ser rostro y presencia de Dios, que busca incansablemente a quien está desanimado o perdido, que se desplaza hasta los mismos límites de la existencia porque a sus ojos nadie es último, nadie está excluido. Es allí donde el Resucitado pide a sus seguidores que vayan, también hoy. Es el lugar de la vida cotidiana, son las calles que recorremos cada día, los rincones de nuestras ciudades donde el Señor nos precede y se hace presente, precisamente en la vida de los que pasan a nuestro lado y comparten con nosotros el tiempo, el hogar, el trabajo, las dificultades y las esperanzas. En Galilea aprendemos que podemos encontrar a Cristo resucitado en los rostros de nuestros hermanos, en el entusiasmo de los que sueñan y en la resignación de los que están desanimados, en las sonrisas de los que se alegran y en las lágrimas de los que sufren, sobre todo en los pobres y en los marginados. Nos asombraremos de cómo la grandeza de Dios se revela en la pequeñez, de cómo su belleza brilla en los sencillos y en los pobres.

Por último, el tercer anuncio de Pascua: Jesús, el Resucitado, nos ama sin límites y visita todas las situaciones de nuestra vida. Él ha establecido su presencia en el corazón del mundo y nos invita también a nosotros a sobrepasar las barreras, a superar los prejuicios, a acercarnos a quienes están junto a nosotros cada día, para redescubrir la gracia de la cotidianidad. Reconozcámoslo presente en nuestras Galileas, en la vida de todos los días. Con Él, la vida cambiará. Porque más allá de toda derrota, maldad y violencia, más allá de todo sufrimiento y más allá de la muerte, el Resucitado vive y gobierna la historia.

Hermano, hermana, si en esta noche tu corazón atraviesa una hora oscura, un día que aún no ha amanecido, una luz sepultada, un sueño destrozado, abre tu corazón con asombro al anuncio de la Pascua: “¡No tengas miedo, resucitó! Te espera en Galilea”. Tus expectativas no quedarán sin cumplirse, tus lágrimas serán enjugadas, tus temores serán vencidos por la esperanza. Porque el Señor te precede, camina delante de ti. Y, con Él, la vida comienza de nuevo.

Semanario FIDES SEMANA DEL 4 al 10 de abril

0

La oscuridad de la tumba del Señor se asemeja a la crisis que vivimos como país por la pandemia, la corrupción y una economía resquebrajada. La invitación que hace la Iglesia es remover la piedra del odio y salir del sepulcro de la indiferencia.

HOMILÍA: “Necesitamos trabajar por la paz que es también un don de la Pascua”.

IGLESIA: Las carreritas de San Juan una tradición arraigada en el Evangelio.

FAMILIA: Conozca las medidas de bioseguridad utilizadas por odontólogos para atender a sus pacientes.

ACTUALIDAD: Analistas consideran que un Gobierno de transición solventaría crisis sociopolítica.

Sin cupos, se encuentran los principales centros asistenciales del país para este Sábado Santo

0

Los diferentes centros asistenciales en la capital tienen un 100% de ocupación hospitalaria y en camas UCI para este sábado 3 de abril. De igual manera, se reportan por lo menos siete decesos por sospecha de esta enfermedad.

En el Instituto Nacional Cardiopulmonar El Tórax, reporta para este día 103% de su capacidad hospitalaria y sin cupos para UCI y sistema de alto flujo, mientras que
el principal centro hospitalario del país, da a conocer que este día, hubo dos altas médicas, y se encuentra con 100 % de ocupación en UCI y lastimosamente, se reportan dos muertes en las últimas 24 horas por coronavirus. El Seguro Social reporta tres fallecimientos por Covid 19, así como nueve personas que han vencido esta patología y han sido dados de alta. El Hospital San Felipe da a conocer que en estas últimas horas, han perdido la vida dos mujeres, víctimas del Sars Cov 2.

Anuncio
♥ DONA HOY