Virgilio Madrid: “Toda la labor que he realizado dentro de la Iglesia, la he hecho pensando en establecer el Reino de Dios”

Estas son palabras de don Virgilio Madrid Solís, quien por su incansable aporte será reconocido con la Orden San Miguel Arcángel.

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Hay hondureños que destacan por su gran labor. Muchos de ellos, desde el anonimato, aportan a la sociedad su conocimiento haciendo grandes cosas. Ese es el caso de don Virgilio Madrid, quien durante años dejó huella y no solo en la Iglesia, sino en la sociedad en general.


Este caminar será reconocido próximamente con la Orden de San Miguel Arcángel y es por tal razón que quisimos visitarle en su casa de habitación y conversar con él para conocer de su labor y su vida. “Don Vilo” como le dicen cariñosamente, es un verdadero guerrero que hace un año luchó contra el COVID-19 y tras varios días, salió vencedor.

Eran ya las 2:30 de la tarde y nuestra cita estaba indicada a esa hora, lo buscamos en su casa de habitación, al tocar el timbre nos encontramos con una amorosa esposa que alegre nos recibió y de pronto le llamó. De repente, vimos salir a paso lento a aquel hombre sencillo pero lleno de conocimiento. Nos saludamos y con una sonrisa se dispuso a sentarse cómodamente en el patio de su vivienda. Comenzamos la conversación amena hablando de su niñez.

“Nací en La Ceiba el 12 de marzo de 1938 Mi padre se llamaba Virgilio Madrid y mi madre Ada Solís. Me crie allí con mi abuelo porque mis padres se divorciaron, él me crio con valores, buenos ejemplos y me dio mucho amor”.

Niñez

Él recuerda que con mucho esfuerzo su abuelo lo envió a la capital a estudiar interno en el Instituto San Francisco, en donde estuvo hasta los 16 años y de allí entró a la universidad con la idea de estudiar medicina, carrera que comenzó, pero al final decidió estudiar economía. La conversación iba fluyendo y sus ojos se iluminaron al preguntarle cómo conoció a su esposa, quien se encontraba cerca de nosotros. Dirigiendo su mirada hacia ella, nos dijo “Cuando yo estaba en la universidad, resulta que a la par de la casa donde yo alquilaba estaba la de ella. Allí la conocí a sus 16 años. Ahora tenemos ya 60 años de casados y tres hijos”.


Su voz se entre corta de sentimiento al decir “cada uno de mis hijos es un orgullo para nosotros se han destacado profesionalmente, mi tiempo de matrimonio ha sido de mucha felicidad, comprensión y alegría, pero sobre todo con la presencia del Señor”. Además, recordó como junto a su esposa han trabajado en la evangelización aportando todas sus energías y conocimiento en el Movimiento Familiar Cristiano, Cursillos de Cristiandad, GEPROCA, entre otros.

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