Los pastorcitos de Fátima, los confidentes de la Virgen

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Cada 13 de mayo se celebra el día de la Virgen de Fátima, ya que se dio origen por el testimonio de tres niños pastores llamados Lucía Dos santos, Jacinta y Francisco Marto, quienes afirmaron apreciar las apariciones marianas, en la Cova da Iria de Fátima, y Portugal entre el 13 de mayo y 13 de octubre de 1917.

Lucía Dos santos nació el 22 de junio de 1907 en Aljustre, era la menor de siete hermanos tuvo una infancia muy agradable y feliz con su familia, su madre llamada María Rosa de Jesús Ferreira era una madre ejemplar, a la corta edad de 6 años inicio su catequesis para su primera comunión, y su madre le inculco que debía trabajar como pastora en el campo. Fue ella quien recibió el encargo de la virgen el encargo de difundir el mensaje de la virgen de Fátima al mundo.  

A sus 30 años entro a Carmelo Santa Teresa de Coímbra donde pasaría el resto de su vida, y paso a llamarse María Lucia de Jesús y del Corazón Inmaculado de María. Donde el 13 de febrero de 2005 Sor Lucia falleció en olor de santidad a los 97 años.

Los tres pastorcitos videntes de Fátima

Francisco Marto Santos nació el 11 de mayo de 1908 era un niño tranquilo, inquieto y a veces tímido, le gustaba tocar la flauta. En la primera aparición Lucia le pregunto a la virgen si los tres iban a subir al cielo a lo que la virgen les contesto que sí, pero que Francisco debía rezar mucho el rosario. Fue en ese momento que la vida le cambio, comenzando una vida contemplativa, animando a su prima y hermana que lo acompañaran a rezar el rosario. Francisco solo podía ver a la virgen, no podía hablar, mientras que su prima lucia hablaba y oía a la virgen y Jacinta solo escuchaba cuando la virgen se les aparecía, Murió a la corta edad a causa de una Bronco-Neumonía el 04 de abril de 1919, antes de cumplir 11 años.

Jacinta Marto Santos nació el 11 de marzo de 1910, era todo lo contrario a su hermano Francisco, era una niña muy viva, le gustaba bailar cuando su hermano tocaba la flauta, al igual que su prima y su hermano se dedicaba a pastorear ovejas en el campo o ayudando por la conversión de los pecadores. Después de la muerte de su hermano le declararon pleuresía purulenta y fue intervenida quirúrgicamente y sin anestesia. Jacinta murió sola tal y como lo había anunciado la virgen el 20 de febrero de 1920 después de un año y tres meses de una dolorosa enfermedad.    

Tengamos siempre presentes a estos niños cuando al final de cada misterio del Rosario oramos: “Oh Jesús mío, perdónanos, libramos del fuego del infierno, lleva todas las almas al Cielo, principalmente las más necesitadas”, frase que la propia Virgen les reveló y que gracias a su valentía, fe y decisión podemos rezar nosotros también.

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