“En el corazón de mi madre la Iglesia, yo quiero ser el amor” parafrasea una de las expresiones de Santa Teresita del Niño Jesús, siendo ella, un pilar fundamental en la vocación de Fray Gerardo Girón.

Conozca a Fray Gerardo Girón

Es originario de Tegucigalpa y pertenece a la Orden del Carmelo. En su ministerio sacerdotal, ha servido en varios países de Centroamérica, destacando su misión como promotor vocacional. Actualmente es párroco en la comunidad Santa Teresa de Jesús.

¿Cómo está constituida su familia?

Mi padre se llama Santiago Flores. Lo conocí hasta que yo tuve 30 años y él me conoció también. Nos conocimos mutuamente. Mi madre, es Aurora Elena, toda una familia concentrada por ahí en el barrio El Reparto Arriba, con una jefa de familia que era mi abuela, Gumercinda Pineda Girón, que murió en 1998. Ella pues era la que nos encaminaba a los primeros pasos de la fe.

¿Qué recuerdo añora de su infancia?

Recuerdo muy feliz que caminábamos hacia las procesiones, Tengo que ser honesto, no íbamos tanto por fe, sino pues por divertirnos también. Y de hecho, pues a veces molestábamos a las personas que iban a las procesiones, eran parte de esas travesuras.

¿Cómo fue su acercamiento al Señor?

Ya había una pequeña huella, al menos una idea de la existencia de un Dios, de la persona de Jesús que todo eso pues se dio en mi niñez ahí en el centro, en Catedral, en las experiencias con la abuela, las procesiones, ya llevaba la idea. Vino esa necesidad, tal vez una sequedad en mi juventud plena, saliendo del central Vicente Cáceres y acercarme a Dios. Iba a entrar en grupo juvenil, y luego se cruzó un hombre totalmente entregado allí en el sector Flor del Campo, toda su vida, todos estos años. Y él me invitó a las catequesis del Camino Neocatecumenal. Y yo, pues, en mi inocencia, en mi deseo de Dios, pues acepté, hice todo lo que él me dijo, recibe las catequesis en La Pradera, se viene aquí a la Flor del Campo. Ahí comencé un camino, un camino más comprometido en la fe, podría decir.

¿Qué le motivo a ser sacerdote?

Dentro de las comunidades del Camino Catecumenal, y fue el hecho de la carencia de sacerdotes. Me tocaba andar buscando, tocando puertas de sacerdotes para que nos apoyaran en esto, en lo otro, porque los frailes que estaban aquí, no se daban abasto para todas las demandas de la parroquia. Eso fue un factor en el sentido vocacional, de ver que hacían falta sacerdotes. Ya fue despertando algo, pues interesante en mí, que nunca lo había imaginado ni pensado. Luego uno allí, un factor importante en el tema vocacional, que había una época, hubo una época aquí en nuestra Honduras, Donde estaban secuestrando y asesinando periodistas. ¿Yo siempre me preguntaba dentro de mí, ya con una fe más madura, qué hacer ante esta situación? ¿Cómo se puede responder? como Teresita del Niño Jesús, vivía una experiencia de impotencia.

¿Cómo fue su proceso vocacional?

Al inicio, tenía la confusión si era el matrimonio o si era el sacerdocio, porque cuando hice el proceso por primera vez, me dijeron que no, porque tenía que solucionar mi parte afectiva, tenía que ver el abandono de mi papá, de reconciliarme con esa parte de mi historia. Posteriormente, le decía en mis oraciones secretas, silenciosas, interiores al Señor, si tú me quieres como sacerdote, Dame la oportunidad de encontrarme con mi padre. Eso se lo decía todos los días antes de irme a trabajar.

¿Cómo solucionó la situación con su padre?

Los catequistas del Camino Catecumenal me animaron a buscar a mi papá dándole otro sentido, no el que yo, no el que yo sentía o pensaba, verdad. sino más una sanación mía, no pensando quién era el culpable de todo. Y así sucedió. Las cosas se dieron de una manera tan increíble que parece que Dios me iba poniendo los momentos, las personas, los acontecimientos para que se diera ese encuentro, que sí se dio y sucedió.

¿Había un vacío que no podía ser llenado con nada?

Así es, a través de varios noviazgos. Al primero con mucha inmadurez, ya de repente los otros por cierta confusión o alguna inestabilidad, en el sentido de que, quería saber cuál sería mi destino. pero la verdad es que después fui comprendiendo que Dios ya lo tenía bastante establecido. Incluso fui entendiendo y aceptando el porqué de mi historia. Yo decía de repente si mi historia no hubiese sido así no hubiese dado esta respuesta. Ya era que algo Dios lo tenía pues establecido así de esa forma.

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