Su Eminencia el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez nos invita a disfrutar de la fiesta de la ascensión que es la celebración de Jesús cuando sube al cielo y entra en la plenitud de Dios, la ascensión del Señor es su garantía personal sobre la muerte, el odio, la violencia, la prepotencia de los poderosos, este es un triunfo que anticipa que anticipa la victoria de toda la humanidad.
El evangelio es un anuncio de la liberación, esta fiesta de la ascensión el Señor despierta en nosotros una gran esperanza, quizás el rango mas sombrío del momento actual es la crisis de esperanza.
En Honduras se continúa creando pobreza, desempleo, marginación y soledad y no podemos seguir confiando en que el crecimiento económico por sí solo solucionará los problemas, en nuestra sociedad subyace una crisis antropológica y un gran vacío de sentido.
Como recuperar la esperanza de la que estamos tan necesitados, seria todo tan diferente si nos abriéramos a este misterio que llevamos en el corazón, necesitamos reencontrarnos con Cristo que ha venido para que tengamos vida, solo quien se ha encontrado con el resucitado puede vivir con esperanza.
Existen señales que acompañaran el anuncio de la buena nueva, estas señales las vemos ahora con los demonios de la ambición, de la violencia de la injusticia del desamor y el que ama a Jesús saca a estos demonios.
Las serpientes y venenos están hoy en nuestra humanidad que mata, la señal de la imposición de las manos implica empeñarnos todos en erradicar esta pandemia manteniendo las medidas de bioseguridad y en la medida de lo posible recibiendo esas vacuna, pero no para seguir en lo mismo.
La ascensión no es un mito, es una llamada, es un camino, la ascensión es algo progresivo cada vez que vamos erradicando de nosotros los malos sentimientos, los malos deseos, cuando sacamos los pecados vamos ascendiendo progresivamente reflexionó su Eminencia el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez.
