El intensivista Hugo Fiallos a través de su cuenta de Twitter, presentó un duro relato sobre lo que los pacientes positivos por COVID 19 sufren antes de fallecer. Un relato “crudo” que sirve para tomar conciencia de esta enfermedad y cómo tenemos que cuidarnos. Es responsabilidad de todos.
Morir por COVID no es bonito. Es asfixia, es desesperación, es ahogarse jadeando por no poder respirar, es angustiarse porque el cerebro se queda sin oxígeno y empiezan a tener alucinaciones, se agitan, y gritan de terror. La piel se pone fría, morada, los riñones dejan de funcionar y las toxinas de la orina se acumulan en la sangre, dañando el hígado, el agua que no puede eliminarse por la orina inunda los pulmones y sobrecarga el corazón.
El corazón, tratando de enviar más oxígeno al cerebro, se acelera como si corriera una maratón hasta que se presentan alteraciones en el ritmo debido a la rapidez lo que deja de enviar suficiente sangre causando que se detenga. Prácticamente se estalla.
Y esto te puede pasar a ti, a tu hijo, a tu hermano, a tu abuelo, por esa reunión “al aire libre”, con “conocidos” “a todos nos dio”, “somos pocos” “usamos mascarilla” “con todas las medidas de bioseguridad”. ¿De verdad vale el riesgo esa cerveza?