“Cuando invocamos al Espíritu Santo sus frutos se ven reflejados en nuestras obras”

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La Misa de este 25 de noviembre en la Basílica de Suyapa fue oficiada por el padre Rodolfo Varela inició la homilía con la siguiente historia: “una mujer que se sentó al lado de un niño en un avión, a medio vuelo comienza la turbulencia y se encienden las luces de advertencia de ponerse los cinturones y guardar la calma, la mujer se pone muy nerviosa y se pone a ver al niño para ver si está nervioso y calmarlo, pero ve que el niño está de lo más tranquilo con su libro de cuentos.”

Sorprendida de que el niño no está nada nervioso, cuando pasa la turbulencia le dice al niño, oye niño, ¿No te dio miedo la turbulencia? no le dice, porque el piloto es mi papá y yo sé que cuando mí papá lleva el avión no tengo nada que temer, el tiene el control.

El padre Rodolfo manifestó que esta misma confianza que tiene el niño, en su padre el piloto, es la misma confianza que debemos tener nosotros en Dios, “el camino de que nos habla Jesús es bien turbulento, los perseguirán los apresarán, los llevarán a los tribunales, a las cárceles los harán comparecer ante reyes y gobernadores, incluso los matarán algunos de ustedes, los odiarán sus familiares, sus amigos y parientes”.

Una vida un poco agitada la que nos depara si permanecemos en el Señor y es lo que nos dice el Señor Jesús, “si se mantiene firmes  conseguirán la vida” y como nosotros nos podemos mantenernos firmes ante estas turbulencias de la vida, bueno primero encomendarnos al Espíritu Santo, todos los días de nuestra vida invocar la presencia del Espíritu Santo, para que sea el el que nos de esa paz en medio de esas turbulencias.

El sacerdote dijo que cuando nosotros tenemos el Espíritu Santo a diario en nuestro corazón,  pueden venir las turbulencias que sean y nosotros vamos a saber cómo sobrellevarlas, porque el Espíritu Santo nos da sus frutos y esos frutos nos sirven para saber actuar, los frutos del Espíritu Santo nos van a ayudar a tener la calma en las dificultades.

“Cuando nosotros invocamos al Espíritu Santo sus frutos se ven reflejados en nuestras obras, en nuestras acciones se ve reflejado, si nosotros tenemos o no tenemos el espíritu de Dios en nuestras vidas, como dice el Señor en otro pasaje “por sus frutos los reconoceréis” ¿Cuáles  frutos? los del Espíritu Santo”.

Y así dice el Señor, “no preparen de antemano el discurso, yo pondré palabras en su boca”, ¡Por medio de quien por medio el Espíritu Santo, entonces el Espíritu Santo tiene que habitar en nosotros, para que se vea reflejado en nuestro testimonio.

Concluyo diciendo que cuando nosotros tenemos el Espíritu Santo y lo reflejamos en nuestras obras, alabamos  a Dios y logramos con nuestro testimonio que otros también alaben a Dios, ese es el sentido de dar testimonio, contagiar a otros de la alegría de Cristo contagiar a otros del Espíritu Santo.

 

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