Se trata de una oración mariana que resalta los siete dolores que tuvo María tras la muerte de Jesús en la cruz. Según algunos relatos, esta práctica de piedad popular comenzó a difundirse en el Siglo 13 por los frailes Siervos de María, conocidos como los Servitas. La oración comienza diciendo el acto de contrición, se rezan tres Aves Marías, en honor a las lágrimas que derramó Nuestra Señora y en cada misterio, se reza un Padre Nuestro y 7 Aves Marías.
Aquí te presentamos una de las versiones de esta oración, inspiradas en la apariciones Marianas en Kibeho de Nuestra Señora de los Dolores en África:
Oración introductora: Dios mío te ofrezco este rosario para tu Gloria, en honor de tu Santísima Madre, la Virgen Santa, para compartir y meditar en su sufrimiento. Te ruego con humildad que me ayudes a arrepentirme de corazón de mis pecados, sabiduría. Amen.
Acto de Contrición: Oh mi Dios, siento profundamente haberte ofendido y detesto todos mis pecados porque me horroriza la pérdida del cielo y los dolores del infierno; pero, más que nada, porque te he ofendido, Dios mío, tu eres toda bondad y gran merecedor de todo mi amor. Deseo firmemente, con la ayuda de tu gracia, confesar mis pecados, hacer penitencia y enmendar mi vida. Amén.
Por cada una de las siguientes tres cuentas diga un Ave María, para dar gracias a Dios por las lagrimas de nuestra Madre Dolorosa, y por nuestras lagrimas con las de Ella. Antes de cada misterio, diga: Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los sufrimientos de tu Hijo, Jesús.
Dolores
Primer dolor: La Profecía de Simón (Lucas 2,22-35)
Segundo dolor: La huida a Egipto (Mateo 2,13-15)
Tercer dolor: Jesús perdido en el Templo (Lucas 2,41-52)
Cuarto dolor: María se encuentra con Jesús camino al Calvario (Lucas 23,27-31)
El quinto dolor: María permanece al pie de la cruz (Juan 19,25-27)
El sexto dolor: María recibe el cuerpo sin vida de Jesús en sus brazos (Juan 19,38-40)
Séptimo dolor: Jesús es colocado en la tumba (Juan 19,41-42)
Oración Final: Reina de los Mártires, tu que has padecido tanto, te ruego, por los méritos de las lágrimas que derramaste en estos terribles y dolorosos momentos, que obtengas para mi, y todos los pecadores del mundo, la gracia de la sinceridad completa y el arrepentimiento. Amén
Repita tres veces : María, concebida sin pecado, habiendo sufrido por nosotros, ruega por nosotros.