El Papa Francisco dedicó la catequesis de este miércoles a profundizar en la oración y sobre todo, en la contemplación. “Ser contemplativo no depende de los ojos, sino del corazón. Y aquí entra en juego la oración, como acto de fe y amor, como ‘soplo’ de nuestra relación con Dios” indicó el Pontífice.
“Yo lo miro y él me mira a mí. Es así: en la contemplación amorosa, propia de la oración más íntima, no se necesitan muchas palabras: basta una mirada, basta para estar convencidos de que nuestra vida está rodeada de un gran y fiel amor del que nada podrá separarse jamás” dijo el Papa para explicar en que consiste este grado de oración.
Algunos maestros de espiritualidad del pasado han entendido la contemplación como opuesta a la acción, y han exaltado aquellas vocaciones que huyen del mundo y sus problemas para dedicarse enteramente a la oración. En realidad, en Jesucristo en su persona y en el Evangelio no hay contraste entre contemplación y acción, no. En el Evangelio en Jesús no hay contradicción. Puede que provenga de la influencia de algún filósofo neoplatónico, pero ciertamente es un dualismo que no pertenece al mensaje cristiano dijo el Papa.
Solo hay una gran llamada en el Evangelio, y es seguir a Jesús por el camino del amor. Este es el pináculo, es el centro de todo. En este sentido caridad y contemplación son sinónimos, dicen lo mismo. San Juan de la Cruz argumentó que un pequeño acto de amor puro es más útil para la Iglesia que todas las demás obras juntas. Lo que proviene de la oración y no de la presunción de nuestro ego, lo que se purifica con la humildad, aunque sea un acto de amor apartado y silencioso, es el mayor milagro que un cristiano puede lograr. Y este es el camino de la oración contemplativa: ¡lo miro, él me mira! Este acto de amor en diálogo silencioso con Jesús hace mucho bien a la Iglesia.
De interés: Oración a San José
En el resumen en español así se refirió:
Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy reflexionamos sobre la oración de contemplación. La contemplación, pero que es un método o una forma de rezar, es una condición íntima del ser humano que debemos descubrir. Somos contemplativos, tenemos la capacidad de ver el mundo con los ojos del corazón, que van más allá del simple examen de la realidad, apuntando desde el amor y la fe.
Desde esta realidad, nuestra oración contemplativa nos poses delante de un Dios que nos mira con amor. La luz de esa mirada ilumina nuestro espíritu, los ojos de misericordia para contemplar el mundo. El mi señor es modelo de esta hora, una hora que no desentiende de la realidad y el sufrimiento, hasta lo contrario, si acrecienta ante la inminencia de su Pasión. De esta manera, en la transfiguración podremos contemplar cómo el amor del Padre tendrá lugar en el corazón de Jesús y resplandecer toda la persona, como antesala de la Cruz.
La llamada del Evangelio es Seguir a Jesús en la vía del amor. Y esto es el culmen de toda la vida cristiana. Caridad y contemplación son sinónimos, se nombran a la misma realidad. San Juan de la Cruz afirmaba que un pequeño acto de amor es más útil a la Iglesia que todas las demás acciones juntas. Un acto de amor, purificado en la oración para que no nazca de nuestra presunción y de nuestro egoísmo, es el mayor milagro que un cristiano pueda alcanzar.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Los animo a que tengan una pausa para ir a la iglesia más cercana, to listen a rato delante del sacrario. Déjense mirar por el amor infinito y paciente de Jesús, que allí los espera, y contémplenlo con los ojos de la fe y con los ojos del amor. Él les dirá muchas cosas al corazón. Que Dios los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.