Una vocación impulsada por el testimonio de las mujeres

Hablamos del Padre Ángel Gabriel López, un sacerdote al servicio de los jóvenes

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Un viejo adagio popular señala que “Detrás de un hombre siempre hay una gran mujer” y en el caso de la historia vocacional de esta semana, influyeron muchas mujeres para que esta vocación se concretizara. Hablamos del Padre Ángel Gabriel López, formador del Seminario Menor Santiago Apóstol de la Diócesis de San Pedro Sula. Familia Originario de Villanueva, departamento de Cortés, el Padre Ángel proviene de una humilde familia conformada por siete personas, sus padres, cuatro hermanas mujeres y él. El presbítero comenta que desde pequeño aprendió mucho de la fe de su madre, una tía y su abuela.

A partir de allí, Dios fue obrando a través de estas mujeres para que él fuera descubriendo su camino vocacional. Desde joven impactó en su vida la figura del sacerdote, al observarlo en la Misa dominical a la que asistía. Recuerda que de niño jugaba a celebrar la Misa con sus primas y hermanas, haciendo uso de una toalla y una tortilla de harina. Vocación Su proyecto vocacional inició a temprana edad. Al momento de elegir que estudiaría, le consultó a su abuela qué se necesitaba para ser sacerdote.

Ella sin conocer mucho del tema le dijo que primero tenía que ser bachiller y dejar la familia. Así lo hace y en un principio su papá no estaba de acuerdo, pero gracias a una santa misión, el Padre José Vicente Martínez visitó su hogar y después de una plática con don Juan Ángel, papá del presbítero, le convenció. Durante ese tiempo dos religiosas acompañaron vocacionalmente al Padre Ángel en este camino. En esa época, visitó el Seminario Menor y le ofrecieron, en primer lugar, ser seminarista en familia, una de las dos propuestas de acompañamiento que se da en la Diócesis de San Pedro Sula para aquellos jóvenes que todavía no tienen la edad para ingresar al Seminario Mayor.

Por diversas circunstancias los formadores le pidieron dos años de discernimiento. Mientras seguía su camino, tuvo la oportunidad de conseguir un empleo en una maquila que le sirvió como experiencia de vida, especialmente para ponerse al servicio de los demás. Ministerio Desde que ingresó al Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa se sintió como pez en el agua, según describe.

Añade que, durante estos días, fue creando una gran fraternidad con sus compañeros, muchos de ellos hoy sacerdotes, con quien continúa en constante comunicación. Al salir de esta casa de formación sacerdotal, realizó su experiencia pastoral en la Parroquia San Juan Bautista de Río Lindo, acompañado del Padre Reyes Adonis Sáenz. Esta Iglesia está cerca del Lago de Yojoa, con una vida eclesial muy intensa.

El 25 de enero, se integró a trabajar en esta zona pastoral hasta el 19 de julio de 2020 que es trasladado al Seminario Menor Santiago Apóstol. Previamente fue ordenado diácono y sacerdote mientras ejercía su ministerio en dicha parroquia. “Para mí fue un reto venir a la Pastoral Vocacional, pero el Señor va sacando los dotes” confiesa el Padre López. “He sido ordenado para servir a la Iglesia y donde el obispo me mande, serviré” palabras que en su momento le dijo a Monseñor Ángel Garachana. Durante toda la pandemia le ha tocado prestar allí su ministerio sacerdotal, acompañando a los seminaristas menores.

Conozca al Padre Ángel Gabriel López Cálix

Nació el 16 de diciembre de 1990 en San Pedro Sula. El 25 de enero de 2011 ingresó al Seminario y el 22 de febrero de 2020 fue ordenado diácono. El 3 de septiembre de 2020 recibe el Orden Sacerdotal, en el grado de presbítero y su servicio pastoral fue en la Parroquia San Juan Bautista de Río Lindo, junto a los sacerdotes Reyes Adonis Saénz y Manuel de Jesús. A partir del 21 de julio de 2020 es asignado al Seminario Menor Santiago Apóstol como formador y responsable de la Pastoral Vocacional de la Diócesis de San Pedro Sula.

Ser un seminarista en familia

Es un proceso para jóvenes entre 13 y 15 años que todavía no han concluido sus estudios básicos y que a través de experiencias, dinámicas y formaciones, el joven que vive en su casa va experimentando el deseo de ingresar al Seminario Menor, como seminarista interno.

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