La ideología del pensamiento único, del partido único, lo único que alcanza es anular todo sentido de corresponsabilidad en una sociedad y al mismo tiempo, si no llega a constituirse directamente en una dictadura política termina siendo una dictadura emocional en la que los ciudadanos ven con frustración que la incapacidad de sus líderes de dialogar y de encontrar consensos, a lo único a lo que contribuye es a la desaparición de las libertades y a la imposición irrespetuosa de lo ilegal.
Hay términos que en la boca de aquellos que quieren imponer siempre su criterio, del color que sea, les quedan increíblemente grandes porque sus falsas concepciones y su voz melosa, redunda en una polarización cada vez mayor en la que aquello que pudo ser resuelto de manera transparente, sin ningún vicio de nulidad pero que hubiese reflejado el correcto ejercicio de la democracia con sus balances y contrapesos, aunque hubiese quien estuviera en contra, no tendría argumentos para negarse y permitiría el desarrollo ordenado de la sociedad.
Ni siquiera los opuestos podrían encontrar argumentos para negar el valor de lo realizado, más que una derrota en democracia. Lo que hemos estado viviendo en las últimas horas en nuestra patria lo único que ha hecho es ahondar, cosa que parecía imposible, no las posturas particulares sino los odios. Ninguna sociedad radicalizada en contra de lo que dicta la conciencia, la verdad y la justicia, ha podido nunca salir adelante.
Ayer fueron botellazos e insultos, golpes y riñas, mentiras y más mentiras. Mañana, lamentablemente, no sabremos qué será, porque la falta de madurez de aquellos que puestos al frente no saben más que enredarlo todo y cambiarlo todo, para que todo siga peor, nos están colocando en un desbalance absoluto. Cuando en democracia, no se respeta lo que la mayoría representada en los poderes legítima- mente constituidos propone, se termina cavando una tumba en la que serán siempre enterrados, como en fosa común, los que por antagonistas quisieron ser protagonistas y terminaron siendo marionetas en manos de titiriteros cuyas cuerdas siempre ahogan, nunca liberan.
Ya no se está jugando con fuego. Le metieron fuego a un zacatal que parece verde aún pero que no sabemos hasta dónde puede ser capaz de consumirse y ser voraz. Una vez más queda demostrado que personas desequilibradas siempre se creen sus propias mentiras y son capaces de lo que sea, con tal de imponer sus agendas que gobiernan sus billeteras y no su conciencia. Si en algún momento la tuvieron. Siempre hubo salidas a las crisis mientras existieron personas que actuaran con la mirada más allá de su nariz. Lo operado, no son hechos de bien, aunque tuerzan todo lo que quieran la ley para acomodarla a manera que responda a sus intereses mezquinos porque para que salgamos adelante es preciso transparencia y verdad.