Papa Francisco en su Audiencia General del día de hoy a continuado con su reflexión en base a la figura de San José, y ha preguntado ¿qué dice el Evangelio sobre José? No qué dicen esos evangelios apócrifos, que no son una cosa fea o mala; son bonitos, pero no son la Palabra de Dios. En cambio, los Evangelios, que están en la Biblia, son la Palabra de Dios. Entre estos el evangelista Mateo que define José como hombre “justo”. Escuchamos su pasaje: «La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto» (1,18-19). Porque los novios, cuando la novia no era fiel o se quedaba embarazada, ¡tenían que denunciarla! Y las mujeres en aquella época eran lapidadas. Pero José era justo. Dice: “No, esto no lo haré. Me quedaré callado”, recalcó el Papa.
Además agregó: “Para comprender el comportamiento de José en relación con María, es útil recordar las costumbres matrimoniales del antiguo Israel. El matrimonio comprendía dos fases muy definidas. La primera era como un noviazgo oficial, que conllevaba ya una situación nueva: en particular la mujer, incluso viviendo aún en la casa paterna todavía durante un año, era considerada de hecho “mujer” del prometido esposo. Todavía no vivían juntos, pero era como si fuera la esposa. El segundo hecho era el traslado de la esposa de la casa paterna a la casa del esposo. Esto sucedía con una procesión festiva, que completaba el matrimonio”.
De igual manera dijo: “El Evangelio dice que José era “justo” precisamente por estar sujeto a la ley como todo hombre pío israelita. Pero dentro de él el amor por María y la confianza que tiene en ella le sugieren una forma que salva la observancia de la ley y el honor de la esposa: decide repudiarla en secreto, sin clamor, sin someterla a la humillación pública. “Elige el camino de la discreción, sin juicio ni venganza. ¡Pero cuánta santidad en José! Nosotros, que apenas tenemos una noticia un poco folclorista o un poco fea sobre alguien, ¡vamos enseguida al chismorreo! José sin embargo está callado”.
El Sumo Pontífice, señaló “Quisiera que nos detuviéramos a reflexionar sobre un detalle de esta historia narrada por el Evangelio y que muy a menudo descuidamos. María y José son dos novios que probablemente han cultivado sueños y expectativas respecto a su vida y a su futuro. Dios parece entrar como un imprevisto en su historia y, aunque con un esfuerzo inicial, ambos abren de par en par el corazón a la realidad que se pone ante ellos”.
El Papa hizo el siguiente llamado: “Queridos hermanos y hermanas, muy a menudo nuestra vida no es como la habíamos imaginado. Sobre todo, en las relaciones de amor, de afecto, nos cuesta pasar de la lógica del enamoramiento a la del amor maduro. Y se debe pasar del enamoramiento al amor maduro. Vosotros recién casados, pensad bien en esto. La primera fase siempre está marcada por un cierto encanto, que nos hace vivir inmersos en un imaginario que a menudo no corresponde con la realidad de los hechos. Pero precisamente cuando el enamoramiento con sus expectativas parece terminar, ahí puede comenzar el amor verdadero”.
Por otra parte el sucesor de Pedro hizo un llamado a los esposos para que se evite caer en pleitos: “Pero qué hacer para que no se dañe la vida del matrimonio? Escuchad bien: no terminar nunca el día sin hacer las paces. Hemos peleado, yo te he dicho palabrotas, Dios mío, te he dicho cosas feas. Pero ahora termina la jornada: tengo que hacer las paces. ¿Sabéis por qué? Porque la guerra fría al día siguiente es muy peligrosa. No dejéis que el día siguiente empiece con una guerra. Por eso hacer las paces antes de ir a la cama. Recordadlo siempre: nunca terminar el día sin hacer las paces. Y esto os ayudará en la vida matrimonial. Este recorrido del enamoramiento al amor maduro es una elección exigente, pero tenemos que ir sobre ese camino”.
Al finalizar su mensaje recordó: “Hoy se celebra el Día Mundial contra el SIDA. Es una ocasión importante para recordar a las muchas personas afectadas por este virus, para muchas de las cuales, en algunas zonas del mundo, no es posible el acceso a los cuidados esenciales. Hago votos por un renovado compromiso solidario para garantizar tratamientos sanitarios justos y eficaces”.