Mons. Guido Charbonneau: un pastor que se gastó y desgastó por la Diócesis de Choluteca

Con 10 años al frente de la Diócesis de Choluteca, Monseñor Charbonneau, se ha ganado el cariño y la oración del pueblo de Dios

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Como un obispo entregado, servicial y generoso, son los adjetivos que el pueblo católico de la Diócesis de Choluteca utiliza para describir a Monseñor Guido Charbonneau, quien deja un legado muy grande en la zona sur del país y que ahora, como obispo emérito, toma un valor de suma importancia para esta nueva página de la eclesialidad en este sector de Honduras.

Agradecimiento

Una década de pastoreo no pasa en vano y mucho menos con la calidad humana y el celo apostólico que Monseñor Guido Charbonneau mostró en su tiempo al frente de la Iglesia en la zona sur de Honduras. Para Ever Escalante, seminarista de la Diócesis de Choluteca, ha sido una bendición contar con un pastor entregado y con un testimonio que invita a la santidad, Escalante expone que “Damos gracias por la cercanía a sus hijos, a sus sacerdotes y seminaristas, estamos muy agradecidos por el acompañamiento, especialmente en los momentos más desafiantes”.

El seminarista Ever, también exterioriza que “gracias al modo de pastor brindado por Monseñor Charbonneau, recordarnos tantas veces que el sacerdote es un hombre elegido por Dios en medio de su fragilidad para ser su ministro”, denotando también el agradecimiento por promover un clima de fraternidad y participación de todos en la misión de evangelizar. Con su testimonio nos enseña que “la Iglesia no tiene una Misión, sino que la Misión de Jesús tiene una Iglesia”, finalizó Ever Escalante.

En tanto, Sabas Portillo, de la Pastoral Social Cáritas de la Diócesis de Choluteca, expone que “Monseñor con su testimonio y valentía, nos ha dado una cátedra de cómo defender nuestra casa común, nos ha enseñado a acompañar a quienes luchan defendiendo la justicia, a tratar con ternura a los migrantes y protegerlos a toda costa”. La acción social de Monseñor Charbonneau es evidente y por ello el fuerte agradecimiento que se le da.

Reconocimiento

Por parte del clero diocesano de Choluteca, también se rinde un honor grande hacia Monseñor Guido Charbonneau, dado que un setenta por ciento de presbíteros, han sido ordenados por su excelencia; aunque no consagrado por su excelencia pero con profundo agradecimiento y cariño, el padre Heber Noé Espinal, sacerdote de esa zona pastoral, expresa que “La labor de Monseñor Guido Charbonneau ha sido realizada con empeño y dedicación, siguiendo su lema episcopal ha sido un pastor humilde y cercano al pueblo”.

Para este presbítero, Monseñor Charbonneau, es un ejemplo de misión y de invitación a evangelizar, además que “se identificó con nuestra cultura sureña, se mostró siempre alegre con los niños, denotaba ser dinámico con la juventud, fue gran defensor del matrimonio y la familia, un fiel intercesor de los ancianos, siendo solidario con los migrantes y especial promotor de vocaciones”. Todos estos atributos fueron percibidos por la feligresía pero también por cada sacerdote que compartió misión con Monseñor.

Enseñanzas

Po su parte, el padre Ricardo Flores, vicerrector académico del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, resalta que “Nos enseñó a no ser mediocres, a siempre dar lo mejor en cada cosa que emprendemos, un legado que nos deja”, el presbítero afirma que “no vino a buscar nada a Honduras, llegó para dar y darse a los demás, entregándose por completo y brindando ese ejemplo de cómo debemos anunciar el reino de Dios”. Para el presbítero Flores, “la calidez de persona que nos mostró, es una lección fuerte porque la vida humana debe desarrollarse con virtudes, enseñándonos que lo que somos tiene que ser reflejo de su ejemplo”.

En cambio, el padre Bernardino Lazo, director nacional de las Obras Misionales Pontificias y sacerdote de la Diócesis de Choluteca, expresa que “Ha sido un tiempo de gracia y de mucha bendición para quienes hemos disfrutado de un pastor como pocos”. Para el presbítero Lazo, Monseñor es un padre bondadoso “nos ha mostrado cómo ser fieles al ejemplo de Jesús, motivándonos a ser misioneros en todo tiempo” dijo. La figura episcopal de Monseñor Guido Charbonneau, lo llevó a ser más que un líder, un amigo, confidente, consejero y un padre para una diócesis que le acogió y apoyó en su trabajo pastoral, un legado que se quedó impregnado en el corazón de cada fiel, sacerdote y seminarista de esta zona del país.

Un gran servicio

Fue profesor y rector en el Seminario Menor San José en Tegucigalpa, profesor de Sagrada Escritura, rector y responsable de formación pastoral del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa. Director espiritual en el Seminario Menor San Pablo VI en Choluteca, además de ser asesor diocesano de la Pastoral Juvenil en Choluteca y coordinador del equipo de Pastoral Vocacional. Primer director del Centro de Formación y Animación Misionera en Tegucigalpa. Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Honduras, Delegado Episcopal para las Misiones, Delegado Episcopal para la Pastoral Social y presidente de Pastoral Social/ Cáritas de Honduras, entre otros cargos que ostentó.

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