La esencia de una madre se imprime definitivamente en cada hijo. A través de sus ejemplos, van marcando sus vida y gran parte de lo que son. Todo se le debe a ellas, ya que son las primeras educadoras y precisamente de eso nos nutrimos para que en el futuro las hijas mujeres repliquen todas estas enseñanzas con su prole.
Ejemplo de ello es Edith Cruz Torres, quien hace unos años perdió a su madre, sin embargo, considera que ella forjó en su persona muchas cualidades que le han servido en la vida y también como madre. “Mi mamá Laura Torres, era una mujer muy luchadora, devota a la Virgen María y lo que más me enseñó es que uno debe de ser siempre fiel a Dios e incluso recuerdo que en cada comida siempre daba gracias, ella nunca se quejaba, esto me ha servido de ejemplo para seguir esa misma línea con mi hijo”.
Despedida
Edith recuerda muy bien el momento de la despedida con doña Laura, cuando nos relata que “mi madre falleció a los 95 años, recuerdo que ese día la encontré viendo hacia arriba y yo dije esto no está bien. Apagué el televisor para hacer el Rosario, cuando ella escuchó mi voz me quedó viendo y comenzamos a rezar. Al terminar las últimas oraciones cerró sus ojos, pero antes de hacerlo me miró y lloró, en ese momento supe que era la despedida. De esa manera expiró y aunque sabíamos que no la volveríamos a ver, tuvimos la certeza de que ella se fue en paz, haciendo lo que más le gustaba, rezar” concluyó.
Herencias
La psicóloga Kenia López, considera que las enseñanzas dadas por nuestra familia son en realidad herencias familiares. En el caso de nuestras madres lo tenemos que ver de manera positiva. “Son valores universales, que sirven de mucha ayuda, y sirven como guía para el comportamiento del ser humano durante el transcurso de su vida, por eso para las madres es importante hacer una introspección y determinar qué es lo que le puede transmitir a los hijos, esto es algo que se construye con el tiempo y que nos hace sentirnos orgullosos de nuestra mamá”, expuso López.
