En horas de la mañana la frontera entre El Salvador y Honduras, era el escenario del hecho histórico, tras la llegada a suelo catracho la donación de las 34 mil dosis de vacunas contra el COVID-19, gestión que ha llenado de esperanza a cientos de hondureños que radican tierra adentro, luego de la gestión desarrollada por siete alcaldes del país, que a pesar de tener todo el recurso económico, según lo manifestado por el titular del poder ejecutivo, no ha inoculado ni al uno por ciento de la población.
Como una de las regiones más golpeadas por la pandemia, así se ha sentido Honduras, factor que ha llevado a la que la población tenga una mayor simpatía por el gobernante de El Salvador.
Mientras el país más pequeño de Centroamérica avanza a gran velocidad las jornadas de vacunación, el mandatario Nayib Bukele, ha reconocido este hecho como un fenómeno histórico, resaltando en una serie de tuit “Estos momentos serán recordados por nuestros pueblos en el futuro”
La alegría se desarrollaba en el paso fronterizo, en Honduras el Canciller Lisandro Rosales, se enfrentaba a una denuncia pública, por el alcalde del municipio de Cedros, David Castro, quien se siente amenazado tras recibir mensajes del alto funcionario del gabinete hondureño, tras la gestión desarrollada ante la alarmante situación que se vive en el país.
Los primeros países latinoamericanos empezaron a inocular en diciembre pasado. Hoy, varios superan el promedio mundial a la fecha, de un 6.7 por ciento de la población con una dosis, todo lo contrario que sucede en Honduras.