El Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND), es el día en que, de modo especial, la Iglesia Universal reza por los misioneros y ofrece una colaboración monetaria en apoyo al anuncio del Evangelio en los cinco continentes.
Colaboración
El padre Bernardino Lazo, director de las Obras Misionales Pontificias en Honduras, resalta que este se trata de un domingo especial, porque es la ocasión en que, los que no podemos ir hasta aquellas tierras prometidas, podemos contribuir para que las misiones universales sigan en pie con nuestras oraciones y aportes económicos. “Si no podemos ir, cooperemos con nuestra oración, no dejemos el sobre botado. Esta ayuda económica es para que miles de misioneros que están en otras partes del mundo, puedan sostenerse, ayudarse y colaborar con el Reino de Dios”
El DOMUND tiene como finalidad orar fervientemente a Dios para acelerar su reinado en el mundo, afianzar en todos los fieles el formidable problema misionero, estimular el fervor misionero de los sacerdotes y de los fieles, dar a conocer la obra de la propagación de la fe y también, solicitar ayudas económicas en favor de las misiones.
Lema
El lema que acompaña a la jornada de este año es “Corazones ardientes, pies en camino” porque solo el encuentro con Cristo nos hará capaces de acoger el Evangelio para llevarlo a los demás. “Ese encuentro personal con Cristo hace que los ojos de las personas se abran y mueve a la acción. Así, los misioneros se ponen en camino y entregan su vida para que el Evangelio llegue a todos los rincones del mundo” frase que se resalta en el portal oficial del Domingo Mundial de las Misiones.
Mensaje
Como cada año, el Papa Francisco ha dirigido un mensaje para el DOMUND 2023 en el que ha destacado la urgencia de la acción misionera de la Iglesia que supone naturalmente una cooperación misionera cada vez más estrecha de todos sus miembros a todos los niveles. Este, es un objetivo esencial en el itinerario sinodal que la Iglesia está recorriendo con las palabras clave comunión, participación y misión. Tal itinerario no es de ningún modo un replegarse de la Iglesia sobre sí misma, ni un proceso de sondeo popular para decidir, como se haría en un parlamento, qué es lo que hay que creer y practicar y qué no, según las preferencias humanas. Es más bien un ponerse en camino, como los discípulos de Emaús, escuchando al Señor resucitado que siempre sale a nuestro encuentro para explicarnos el sentido de la Escrituras y partir para nosotros el Pan, y así poder llevar adelante, con la fuerza del Espíritu Santo, su misión en el mundo”