Lanza la primera piedra si no tienes pecado

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El Evangelio del quinto domingo de Cuaresma nos recuerda un pasaje que resuena con fuerza en nuestro tiempo: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” (Jn 8,7). Esta escena, donde una mujer acusada de adulterio es llevada ante Jesús, nos interpela profundamente. En un mundo donde la crítica y la condena parecen moneda corriente, este mensaje nos invita a la reflexión y al cambio de corazón.

Desafío

El Papa Francisco, nos recuerda que esta historia nos desafía a soltar las piedras de la denigración y el chisme. “Cuando chismorreamos sobre los demás, estamos lanzando piedras. Al final, solo quedan Jesús y la mujer: ‘la mísera y la misericordia’, como dice San Agustín”.

El Padre Abraham Álvarez, Párroco de San Pedro Apóstol en esta capital, señala que esto se evidencia en las redes sociales, donde muchas veces, desde el anonimato, se denigra y condena a los demás. “Jesús no nos enseña a esconder el pecado, sino a reconocer el nuestro y a no ocupar el lugar de Dios para juzgar”, señala.

Esperanza

El amor de Dios no es castigador, sino redentor. “Dios hace salir el sol sobre buenos y malos” (Mt 5,43), subraya el sacerdote. En lugar de condenar, Jesús ofrece esperanza: “Vete y no peques más”. Este pasaje nos llama a reflexionar sobre nuestra actitud ante el error ajeno. ¿Somos como aquellos fariseos que se apresuran a lanzar piedras? ¿O seguimos el ejemplo de Jesús, que rescata, corrige y ofrece un horizonte de esperanza?

En este tiempo de Cuaresma, estamos invitados a soltar las piedras de la condena y abrir nuestros corazones a la misericordia, reconociendo en el otro a un hermano en necesidad de amor y comprensión.

1 Misericordia

La Cuaresma nos llama a imitar a Cristo, quien no condenó a la mujer adúltera, sino que le ofreció una oportunidad, “vete y no vuelvas a pecar”.

2 Conversión

Jesús nos llama a dejar atrás el pecado. “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1,15).

3 Juicio

Jesús dice: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”.

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