Los cuarenta días antes del Triduo Pascual, como periodo de preparación espiritual, son un tiempo clave para reflexionar sobre la conversión personal, el arrepentimiento y la renovación de nuestra relación con Dios. Y al mirar la vida de los santos, podemos ver cómo ellos vivieron su propia Cuaresma interior y cómo este proceso los transformó para ser más semejantes a Cristo. De su ejemplo, podemos aprender cómo la Cuaresma debe ayudarnos en nuestra propia conversión y crecimiento espiritual.
Mensaje
El Padre Carlos Domínguez, Párroco de la comunidad Nuestra Señora de los Dolores, manifiesta que los santos nos deben dejar ese mensaje que debemos vernos como hermanos, unirnos como pueblo, más tomando esa referencia de las imágenes que son las que sobresalen en esta Semana Santa, donde se refleja dolor, como por ejemplo “Resaltar a San Juan que acompañó a Jesús en todo momento, que lloró, pero al final tuvo el privilegio de correr para decir que había Resucitado”.
El Presbítero agrega que “esa la esperanza que debemos tener al termino de esta Cuaresma que, ha ejemplo de los santos, podemos encontrar esa luz al final del camino”. Mario Raudales, presidente de la Sociedad de Caballeros del Santo Entierro, expresa que los santos nos dan ese significado de entrega total a nuestra Iglesia y más en esta época que Honduras vive procesos políticos difíciles. “Son los santos que nos acompañan para poder interceder ante el Padre y que se alejen los confrontamientos que nada nos van a dejar, solo intranquilidad, descontento y enojos”, destaca Raudales.
1 Indulgencia
El peregrinar y lograr esa indulgencia en este Año Jubilar han sido uno d ellos frutos en esta Cuaresma, donde decena de fieles se han acercado con mucha devoción a esas Puertas Santa, resalta el padre Domínguez.
2 Renovación
La renovación espiritual durante este tiempo, la penitencia, la oración y la reflexión nos permiten alejarnos de lo malo y volver a lo esencial: nuestra relación con Dios, esa cercanía con Él que muchas veces la olvidamos.
3 Oración
La Oración, es el gran fruto que obtenemos de la Cuaresma, esa cercarnos más a Dios, y vivir con un corazón más puro y dispuesto a servir a los demás, donde la fe que cosechamos nos acompañará mucho después de la Semana Santa.
