Colaboración: Apostolado de la Cruz
Prontos a celebrar la exaltación de la Santa Cruz el próximo 14 de septiembre, el Apostolado de la Cruz realiza una explicación de la importancia de esta fiesta para la Iglesia. En ella se recuerda la Cruz en la que Jesús entregó su vida. En el siglo VII, un ejército del Islam saqueó Jerusalén, se apoderó de la Cruz, la recuperó el emperador Heraclio, recordando el rescate, celebramos esta fecha.
Recuerdo Heraclio, vestido de realeza, quiso cargarla a El Calvario, pero su peso era más y más insoportable. Zacarías, Obispo de Jerusalén, le hizo ver que debía despojarse de sus vestidos reales e imitar, la pobreza y humildad de Jesús, entonces, con pobres vestidos y descalzo, pudo llevar la Cruz hasta el Gólgota. Fue partida para evitar nuevos robos, una parte llevada a Roma, otra a Constantinopla, una en Jerusalén y una se partió en pequeñas astillas para repartirlas en diversas Iglesias del mundo entero. En Honduras, contamos con un pequeño fragmento en la Iglesia Catedral de Tegucigalpa.
Apostolado La Cruz, es un símbolo con muchos significados. Primero, al santiguarse, se afirma que pertenecía a Jesús; segundo, el dolor y la tristeza, tercero, es un signo de salvación. El Apostolado de la Cruz es una invitación a unirse a Jesús, este aborda conversaciones entre Jesús y la Beata Concepción Cabrera (Conchita) a quién el Señor le dice: “En la Cruz nació la Iglesia, viniendo después el Espíritu Santo a confirmar su doctrina y a darle vida”. Jesús devolvió con amor tanta ofensa hecha por nosotros, era feliz salvándonos, convirtiéndola en una Cruz Viva. La Virgen María dice a la Beata Conchita: “En el mundo fui la Cruz viva, la víctima oculta, que juntamente con Jesús me ofrecía al Eterno Padre por un mismo fin… la salvación”. Jesús nos invita ser cruces vivas, agradables al Padre, por ello, ofrezcamos todas nuestras acciones, sufrimientos, alegrías y toda nuestra vida al Señor, agradeciendo sus bendiciones y el perdón de nuestras ofensas, faltas y pecados.