Los hondureños han vivido los 365 días más abrumadores de su historia desde la declaratoria de los dos primeros casos de COVID-19 en marzo de 2020. El luto, el sufrimiento, la desesperanza y la impotencia por el mal manejo de la pandemia, ha hecho que los niveles de desconfianza aumenten en la población. Esto se notó con la llegada de las primeras vacunas donadas por el Gobierno de Israel. A pesar que eran pocas dosis, los médicos que recibieron la inoculación con el medicamento de la casa farmacéutica estadounidense Moderna, se mostraron esperanzados a que este sea un pequeño paso para poder poco a poco vencer los masivos contagios que ya le han robado la vida a más de 70 de sus colegas.
Testimonios Soraya Ortega del departamento de enfermería del Centro de Salud Alonso Suazo de esta capital y el médico internista Nolvin Guifarro, fueron los primeros hondureños en recibir una de las dos dosis de la vacuna donada por Israel. El doctor César Arita, es parte de los coordinadores de las brigadas móviles en barrios y colonias y al momento de ser vacunado, les recordó a los tomadores de decisiones que puedan agilizar los procesos para que todos los hondureños reciban el medicamento. Por otra parte, la licenciada en enfermería Waleska Barahona, quien trabaja en el Seguro Social, también fue parte de las beneficiadas y pidió por todos los enfermos que están a su cargo. “Sé que con esta vacuna podré atenderlos de la mejor manera y más segura, pero siempre siguiendo las medidas de bioseguridad” añadió.