Desde su adolescencia, María Francisca Teresa luego Teresa de Liseaux, afirmó su deseo ferviente de ser santa. Era tan grande su deseo que en el postulantado carmelita, escribía a sus padres el anhelo de trabajar para Dios a través de la santidad, esto en ocasiones fue contrastado por ella misma antes las grandes vidas y obras de los santos, a los que ella creía no ponerse a la altura.
Camino
La Sagrada Escritura, fue clave en su camino de santidad porque comparaba diversos textos bíblicos con sus realidades y deseos. La impotencia también llegaba a la santa que en sus escritos pedía a Dios, la viera con misericordia para cumplir su voluntad, plasmado en su acto de ofrenda. Otra clave de su alcanzable santidad, fue la cercanía con los pobres, a los que sufren, la sencillez de presentarse ante Dios tal como uno es.
Las cosas pequeñas, constituyeron en Santa Teresita, una forma de ir forjando su santidad, no fue necesario detalles extraordinarios y con su propia condición de vida, sumada a la oración, hicieron posible su escalada a los altares. Que ame, mi pequeñez y mi pobreza, son tres pilares de lo que agrada a Dios, según escribió la santa.
Ejemplo para la juventud
El gran amor eucarístico, el conmoverse ante el sufrimiento y la desgracia de sus cercanos, aquel grito exclamado por Jesús en la cruz: ”Tengo sed”, resonó en el corazón de Teresita, quien entraba en una etapa en la que quería atender a su sediento amado pero era también atraída a ayudar a todas las almas que se le presentaban con múltiples necesidades.
Su amor a la Madre del Cielo, era evidente y mucho más cuando la santa meditaba en el momento en que la Virgen estaba al pie de la cruz, ella afirma que su deseo, su anhelo es quedarse allí, acompañando a María, a los apóstoles, al pie de su Señor.
Incluso en el lecho de su muerte, Santa Teresa de Liseaux, expresa que su anhelo es seguir salvando almas y que su misión continuara después del tránsito. Murió a los 23 años, pero dejó un legado enorme de pautas para poder alcanzar la santidad guiado a la juventud, su famosa frase: ”pasaré mi cielo, haciendo el bien en la tierra”, constituye un plan para que adolescentes y jóvenes, encuentren en Santa Teresita, un modelo palpable de que es posible a pesar de la actualidad juvenil, hacer el bien en todo tiempo y forjar el premio celestial.