La razón del rosado en la liturgia

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Cada tercer domingo del tiempo litúrgico del adviento se celebra a la alegría, un domingo que destaca uno de los frutos propios del misterio de Cristo, y se ve a los sacerdotes vestidos con casulla rosada.

Recibe ese nombre por la primera palabra en latín de la antífona de entrada, que dice: Gaudete in Domino semper: íterum dico, gaudéte. (Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres). Flp. 4, 4-5.

Los ejercicios penitenciales, que han sido adecuados para ese espíritu, son suspendidos en el domingo de Gaudete para simbolizar la alegría y el regocijo por la Redención Prometida, las cuales nunca deben estar ausentes del corazón del fiel.

El color rosado en los ornamentos litúrgicos es un signo de gozo, de alegría (por ello esos domingos se llama de “gaudete” o “laetare”, que significan gozo y alegría en latín, que sigue siendo la voz oficial de la Iglesia) y se celebra el III Domingo de Adviento.

Antiguamente, la antífona de entrada de la Eucaristía en el III Domingo de adviento era: Gaudete in Domino Semper.

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