La Lectio Divina es una herramienta vital para el cristiano

Compartimos algunos consejos para vivir la reflexión de la palabra de Dios de la mejor manera

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Lectio Divina es una preciosa herencia de la Iglesia para escudriñar la Palabra de Dios. Al mismo tiempo, es tan rica que vale la pena practicarla. Esta nos permite un acercamiento orante al texto sagrado y es parte fundamental de la vida espiritual de todo creyente, pero en algunas ocasiones puede existir resistencia por parte de los fieles para lograr hacer bien el ejercicio.

El padre Tony Salinas, párroco de la comunidad San Juan Bautista de Ojojona, destaca que las dificultades ante la Lectio Divina, son de orden práctico y lo común es llegar a decir “Tenemos poco tiempo disponible para el recogimiento, para hacer silencio, hábito de lectura y de concentración”. Unido a esto, enfatiza el presbítero, “por la poca frecuencia para escrutar la palabra de Dios, muchas veces queremos que esté lista para digerirla sin hacer un esfuerzo por preguntarnos qué nos dice, a que nos llama, cuál es la actualidad para nuestro tiempo”.

De ser bien vivida, nos da abundantes frutos. Es poco común tener resistencia a escuchar la palabra de Dios, pero cuando sucede, puede ser también el no saber cómo realizarla de manera adecuada para que pueda ser muy provechosa.

Esta práctica la iniciamos con una invocación al Espíritu Santo, orada o cantada, porque es el Espíritu de Dios el que nos hace comprender lo que el Señor quiere para nosotros, Él sabe lo que nos conviene. Inmediatamente pasamos al primer paso: la lectura «Lectio» del texto sagrado, aquí nos preguntamos ¿Qué dice el texto bíblico en sí mismo? Para este momento, podemos auxiliarnos de las notas al pie de página que nos ponen en contexto y de los paralelos, es decir, aquellas citas que incluye nuestra Biblia al margen de cada página.

El segundo paso es la meditación. En este momento nos hacemos estas preguntas: ¿Qué me dice el texto? ¿Qué nos dice el texto bíblico a nosotros? El texto bíblico se actualiza en nosotros. Aquí, cada uno personalmente, pero también comunitariamente, se deja interpelar, examinar y animar por Dios que nos está hablando en su Palabra. Esta palabra ilumina nuestra realidad, significa que “la Biblia también es la Historia de nuestro presente”.

El tercer paso es la oración o conversa con Dios donde nos preguntamos ¿Qué me hace decirle a Dios?, ¿Qué decimos nosotros al Señor como respuesta a su Palabra? Y surgen varias formas de oración: la oración como petición, intercesión, agradecimiento y alabanza. Ciertamente, Dios conoce nuestro interior y sabe cuáles son nuestros deseos o sueños, nuestras necesidades, nuestras alegrías y tristezas. Él lo sabe todo, pero quiere escucharnos, quiere que le expongamos nuestra causa, Él anhela nuestro amor. El cuarto paso la contemplación. Hacia el final de la lectio vale preguntarse ¿Qué me da a conocer el Señor hoy en su Palabra? Porque en la contemplación aceptamos como don de Dios su propia mirada al juzgar la realidad y nos preguntamos: ¿Qué conversión de la mente, del corazón y de la vida nos pide el Señor? Poco a poco esta Palabra irá formando en nosotros “la mente de Cristo” (1 Co 2, 16).

A estos cuatro pasos de la Lectio Divina, el Papa Benedicto XVI, añadió en la Exhortación Apostólica Postsinodal Verbum Domini, un quinto paso: la acción. Decía Su Santidad: “Conviene recordar, además, que la Lectio Divina no termina su proceso hasta que no se llega a la acción que mueve la vida del creyente a convertirse en don para los demás por la caridad”. La Lectio Divina es un instrumento para alimentar nuestra propia vida de fe. Una práctica que, sin duda, todos deberíamos vivir las veces que podamos.

1 Meditación

En la meditación, la mente tiene su protagonismo para pensar en lo que el Señor me dice a través de su Palabra, pero también debemos de saber escuchar lo que nos está queriendo decir con mucha humildad.

2 Oración

El espíritu y voluntad, impulsados por el Espíritu de Dios, deben orientarnos a desear la santidad. Es por ello que la comunicación frecuente con Él, a través de su Palabra, nos impulsa a poder dar gracias y pedir por nuestras vidas.

3 Contemplación

Debemos de ser conscientes de que nuestra alma le pertenece a Dios y debemos de contemplar el regalo que nos da a través de su palabra, allí radica lo hermoso de poder hacer nuestra su Palabra.

La Lectio Divina es una experiencia rica en frutos

La serenidad y la paz que apremian de la reflexión de la palabra de Dios es fruto de un encuentro de amor que nos ayuda a moldear nuestra actitud ante la vida ya que, nos vamos impregnando de la gracia de Dios y eso nos da temple, y la capacidad para asumir la vida desde una perspectiva que siempre está enfocada en el Señor. La Lectio Divina acrecienta el deseo de buscar la voluntad de Dios para la propia vida y la propia misión. Las Sagradas Escrituras serán siempre ese alimento que enciende el deseo para buscar lo que Dios quiere de nosotros, Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mis senderos.

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