El 15 de septiembre de 1821 se reunieron en el palacio de los Capitanes Generales de Guatemala, personajes como Gabino Gaínza, José Cecilio del Valle, Pedro Molina, José Santiago Milla, Mariano de Aycinena, Mariano de Beltranena, Mariano Gálvez, Miguel Larreynaga y José Matías Delgado, quienes discutían la posibilidad de proclamar la independencia de los pueblos centroamericanos. El prócer hondureño, José Cecilio del Valle, fue el encargado de redactar el Acta de Independencia; también envió una copia de esta a cada una de las provincias de Centroamérica. También la misma historia relata que el documento llegó a las comunidades más importantes en Honduras en el transcurso de septiembre y octubre de 1821.
La primera comunidad en llegar los Pliegos de independencia fue a la ciudad de Comayagua y en horas de la tarde a la ahora capital hondureña Tegucigalpa. “José Cecilio del Valle, proponía que se diera una independencia provisoria en la medida de que no sea impuesta desde Guatemala a las provincias, planteando, en el acta de la independencia el estilo de la Iglesia, siendo considerada como la religión oficial, quedando sujeto a una democracia electa, siendo una forma de Gobierno republicano”, señaló el historiador Guillermo Varela.
La independencia de 1821, libera de la esclavitud, dando paso a la igualdad de los seres humanos, promoviendo elementos democráticos, buscando escenarios políticos republicanos con tintes federales. Entre el 15 y el 16 de septiembre de 1821 no hubo ninguna diferencia sustancial en la vida centroamericana, excepto que se habían retirado de las oficinas públicas todos los retratos del rey de España. El Padre Juan Ángel López, apunta que “Lo que conocemos como acta de independencia fue un documento transaccional y por eso fue enviado a las demás intendencias de la región, que eran lo que hoy en día llamamos países para ratificar que ellos se adherían al proceso que se proponía en el acta que en marzo de 1822, hubiese un congreso representativo de todas las intendencias”.
