La espera confiada: el Papa Francisco en el ángelus de este domingo

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Hoy, durante el Ángelus, el Papa Francisco nos invita a reflexionar sobre el Reino de Dios a través de la imagen de la semilla, como nos muestra el Evangelio de la liturgia (cf. Mc 4,26-34). Jesús utiliza esta similitud en varias ocasiones (cf. Mt 13,1-23; Mc 4,1-20; Lc 8,4-15), y hoy nos invita a meditar sobre una actitud crucial vinculada a esta imagen: la espera confiada.

En la siembra, por buena y abundante que sea la semilla y por bien que el agricultor prepare la tierra, las plantas no brotan inmediatamente. Hace falta tiempo y paciencia. Por ello, es esencial que, tras sembrar, el agricultor sepa esperar con confianza, permitiendo que las semillas se abran en el momento preciso y que los brotes germinen y crezcan lo suficientemente fuertes para asegurar una cosecha abundante (cf. vv. 28-29). Aunque en la superficie parezca que no sucede nada, debajo de la tierra se está produciendo un milagro (cf. v. 27), un desarrollo invisible que requiere paciencia y cuidado continuo.

De igual manera, el Reino de Dios opera. El Señor deposita en nosotros las semillas de su Palabra y su gracia, semillas buenas y abundantes. Luego, sin dejar de acompañarnos, espera con paciencia. Como un Padre confiado, el Señor nos cuida, dándonos tiempo para que las semillas se abran, crezcan y se desarrollen, produciendo frutos de buenas obras. Su deseo es que nada se pierda en su campo y que todos alcancemos la plena maduración, creciendo como espigas cargadas de grano.

El Papa también subraya que este ejemplo del Señor nos enseña a sembrar con confianza el Evangelio dondequiera que estemos y a esperar que la semilla plantada crezca y dé fruto, tanto en nosotros como en los demás. Nos anima a no desanimarnos y a seguir apoyándonos y ayudándonos unos a otros, incluso cuando los resultados no son inmediatos. A menudo, el milagro está en marcha, más allá de las apariencias, y a su debido tiempo dará frutos abundantes.

Francisco nos invita a cuestionarnos: ¿Permito que la Palabra sea sembrada en mí? ¿Siembro con confianza la Palabra de Dios en mi entorno? ¿Soy paciente al esperar, o me desanimo por la falta de resultados inmediatos? ¿Confío serenamente en el Señor mientras doy lo mejor de mí para anunciar el Evangelio?

Finalmente, el Papa pide la intercesión de la Virgen María, quien acogió y permitió crecer en su interior la semilla de la Palabra. Que ella nos ayude a ser sembradores generosos y confiados del Evangelio, siguiendo su ejemplo de fe y paciencia.

Esta reflexión dominical nos recuerda la importancia de la paciencia y la confianza en el proceso de crecimiento espiritual y en la obra de Dios en nuestras vidas y en el mundo. Que podamos vivir esta enseñanza con esperanza y dedicación.

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