Jesús es la luz de nuestras vidas, resalta en su mensaje el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez

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En la Solemnidad de Navidad, luego de entonar el himno triunfal, junto a las campanas y con gran alegría, su Eminencia Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, compartió un mensaje lleno de luz y paz con la feligresía hondureña, desde la Basílica de Nuestra Señora de Suyapa.

“Qué la luz del nacimiento del Señor alumbre nuestras vidas, nuestros corazón y esta Honduras” comenzó señalando el Arzobispo de Tegucigalpa.

Ésta es la afirmación fundamental del Evangelio de este día en el que seguimos celebrando el Nacimiento de Jesús que no es un mero hecho histórico, sino que es mucho más. Él viene a nuestro encuentro y nos acoge a todos, acoge nuestra condición humana, frágil y limitada.

“En el principio no existía la nada. De la nada, nunca nace nada. En el principio existía Alguien, existía el Misterio, el Amor… Este Amor está en el origen de todo. De este amor ha surgido el gran designio del Padre: la Vida.

En Navidad celebramos la Vida de Dios en nosotros, en cada uno de los que estamos aquí reunidos”. Enfatizó su Eminencia Cardenal Óscar Andrés Rodríguez.

El, Cristo, es luz interior que alumbra nuestra oscuridad, que alumbra nuestro corazón, con la claridad de su amor. Esa Luz es más fuerte que nuestras tinieblas, también fue parte de las palabras que resonaron en la reflexión de la gran noche buena, en donde se recuerda el nacimiento del Hijo de Dios.

“La Navidad no es una cena llena de lujos, la navidad no son regalos, la navidad es el mismo Jesús, hoy nos ha nacido un Salvador”. Anunció que también es para la actualidad arguyo el el Cardenal Rodríguez.

En Jesús, Dios acoge la fragilidad y la impotencia de nuestra condición humana. Esto es profundamente liberador.

“Necesitamos ser solidarios con aquellos solidarios con los que más lo necesitan, con quienes han sufrido en los últimos días”.

Mensaje que llena de paz a los más de cuatro millones de hondureños afectados por las recientes tormentas tropicales en el país, Eta e Iota.

Dios es amor y el amor de Dios nos abraza a todos, líneas que resonaron entre la feligresía.

“Necesitamos este don del niño Jesús, necesitamos ser hombres y mujeres de paz, necesitamos una Honduras llena de paz, en las colonias y barrios, en donde ha imperado la violencia”. Mensaje que también fue parte de la reflexión para este día donde ha nacido el Salvador.

En este día de Navidad podemos decirle: ¡Ven, Palabra hecha carne! ¡Ven a ser el corazón del mundo renovado por el amor y la misericordia! ¡Ven especialmente allí donde más peligra la suerte de la humanidad, te recibimos Señor!

De esta manera fue terminando la reflexión del Arzobispo de Tegucigalpa, Su Eminencia Cardenal Óscar Andrés Rodríguez.

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