Hermanos de sangre llamados a servir al Señor

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Así como san Benito Abad y Santa Escolástica, hermanos de sangre y también religiosos, dentro de la Iglesia que peregrina en Honduras también hay muchos hermanos que fueron escogidos por Dios para servir desde la vida consagrada. Esta vocación implica dedicar la vida por completo al servicio del Señor. Además, supone una enorme bendición para quienes la reciben, tanto para el individuo como para su familia. Sin embargo, ¿qué pasa cuando varios miembros son llamados por el Señor?

Tal es el caso de los hermanos sacerdotes Javier y Juan Enrique, ambos diocesanos y también Sor Cintia y sor Carolina Castellanos, religiosas salesianas.

Los hermanos Javier y Juan Enrique Martínez son dos sacerdotes oriundos de Valle de Ángeles. Ambos encontraron su vocación al verse inspirados por el “ardor misionero” del padre Arismendi Salinas, quién en su niñez presidia la parroquia a la cual ellos asistían. “Su labor pastoral, la espiritualidad, a mí me encantó, entonces ese testimonio me fue enamorando del sacerdocio”, expresa el Padre Juan Enrique al recordarle. Ambos fueron ordenados sacerdotes en el año 2012.

En el caso de la familia Castellanos, las hermanas Cintia y Ana Carolina son Hijas de María Auxiliadora, vocación que encontraron a temprana edad al cursar ambas el Instituto Salesiano María Auxiliadora. Ahora, tanto Cintia como Ana Carolina son educadoras dentro de la misma institución educativa que las formó.

Ambas familias han sido arropadas con el amor de Dios al recibir, por medio de sus hijos, el honor de servirle. Continuemos rezando por estas y todas las vocaciones, para que el Señor siga tocando más corazones y estos se vean inspirados a entregar sus vidas en su servicio.

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