El domingo 2 de agosto, décimo octavo del tiempo ordinario; el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus, el milagro de la multiplicación de los panes y peces.
Su santidad nos invita a vivir en la lógica de Dios, la lógica de hacerse cargo del otro, de ayudar y compartir no en “La lógica de no lavarse las manos, la lógica de no mirar hacia otro lado”.El “que se las arreglen” no entra en el vocabulario cristiano.
El Papa hace hincapié en que “Jesús manifiesta su poder, pero no de forma espectacular, sino como señal de la caridad, de la generosidad de Dios Padre hacia sus hijos cansados y necesitados.
En este pasaje evangélico es evidente la referencia a la Eucaristía, “sobre todo donde describe la bendición, la fracción del pan, la entrega a los discípulos, la distribución a la gente”.
Para el Pontífice, la clave está en actuar siempre con compasión, como Jesús lo hizo con aquella multitud. Un gesto que no es sentimentalismo, sino la manifestación concreta del amor que se hace cargo de las necesidades de las personas:
“La compasión no es un sentimiento puramente material; la verdadera compasión es sufrir con, tomar sobre sí los dolores de los demás. Tal vez nos haga bien hoy preguntarnos: ¿tengo compasión? Cuando leo las noticias sobre las guerras, el hambre, las pandemias, tantas cosas, ¿tengo compasión por esa gente? ¿Me compadezco de la gente que está cerca de mí? ¿Soy capaz de sufrir con ellos, o miro hacia otro lado o digo… que se las arreglen? No olvides la palabra compasión, que es la confianza en el amor providente del Padre y significa compartir con valentía”
Finalmente, el Papa se despidió invitando a todos a pedir a María Santísima que nos ayude a recorrer el camino que el Señor nos indica en el Evangelio de hoy.