En una extensa jornada, el Papa Francisco tuvo la oportunidad de tener un encuentro con la comunidad judía de este país. Después de una visita privada al “Centro Belén” reunión con la comunidad judía en la Plaza Rybné Námestie. En su discurso destacó la unidad que ha existido entre cristianos y judíos y lamentó las heridas provocadas por el odio y la guerra. “Aquí, en esta tierra eslovaca, tierra de encuentro entre oriente y occidente, entre norte y sur, la familia de los hijos de Israel sigue cultivando esta vocación, la llamada a ser signo de bendición para todas las familias de la tierra. La bendición del Altísimo cae sobre nosotros cuando ve una familia de hermanos que se respetan, se aman y colaboran entre sí” exclamó.
Al inicio de este encuentro, el Papa se presentó como peregrino para tocar este lugar y ser tocado por él. “La plaza donde estamos ubicados es muy significativa para su comunidad. Mantiene vivo el recuerdo de un rico pasado: forma parte de la judería desde hace siglos; el famoso rabino Chatam Sofer trabajó aquí. Aquí había una sinagoga, justo al lado de la Catedral de la Coronación. La arquitectura, como se ha dicho, expresaba la convivencia pacífica de las dos comunidades, un símbolo raro y muy evocador, un signo estupendo de unidad en nombre del Dios de nuestros padres. Aquí también siento la necesidad, como tantos de ellos, de “quitarme las sandalias”, porque estoy en un lugar bendecido por la hermandad de los hombres en nombre del Altísimo”.
Es bueno compartir y comunicar lo que nos une. Y es bueno continuar, con verdad y sinceridad, en el camino fraterno de purificación de la memoria para curar las heridas pasadas, así como en la memoria del bien recibido y ofrecido, dijo el Papa.