El Papa Francisco se reunió este día con obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y catequistas, como parte de la visita que realiza en Eslovaquia. A los presentes en este encuentro, les recordó que se necesita “una Iglesia que camine junta, que recorra los caminos de la vida con la antorcha del Evangelio encendida”.

“La Iglesia no es una fortaleza, no es un potentado, un castillo en lo alto que mira al mundo con distancia y suficiencia. ¡Aquí en Bratislava el castillo ya existe y es muy hermoso! Pero la Iglesia es la comunidad que quiere acercarse a Cristo con la alegría del Evangelio, ¡no el castillo! -, es la levadura que fermenta el Reino del amor y la paz dentro de la masa del mundo. ¡Por favor, no ceda a la tentación de la magnificencia, de la grandeza mundana! La Iglesia debe ser humilde como lo fue Jesús, que se despojó de todo, que se hizo pobre para enriquecernos, así vino a habitar entre nosotros y a curar nuestra humanidad herida” les dijo a los presentes.

Asimismo, basó su reflexión en tres puntos. Libertad, creatividad y diálogo. “Una Iglesia que forma a la libertad interior y responsable, que sabe ser creativa sumergiéndose en la historia y la cultura, es también una Iglesia que sabe dialogar con el mundo, con los que confiesan a Cristo sin ser “uno de nosotros”, con los que viven el cansancio de una investigación religiosa, incluso con los que no creen. No es selectivo de un grupo pequeño, no, dialoga con todos: con los creyentes, con los que llevan la santidad, con los tibios y con los no creyentes. Habla con todos”.

“Cirilo y Metodio fueron inventores de nuevos lenguajes para transmitir el Evangelio, fueron creativos en la traducción del mensaje cristiano, estuvieron tan cerca de la historia de los pueblos que encontraban, que hasta llegaron a hablar su lengua y asimilar su cultura” dijo Francisco al volver a citar a estos dos grandes santos.

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