El presidente turco Recep Tayyip Erdogan invitó a líderes mundiales, incluyendo al Papa Francisco, a la inauguración de la mezquita de Santa Sofía el viernes 24 de julio.
Se espera que entre 1.000 y 1.500 personas participen, incluyendo jefes de Estado como los de Azerbaiyán y Qatar. El domingo, Erdogan publicó en Twitter su visita al que es Patrimonio Cultural de la Humanidad para supervisar los trabajos de conversión en mezquita. El museo ha sido transformado en mezquita solo dos semanas después de la decisión del presidente.
Desde 1934, Santa Sofía era un Museo. Desde el siglo XV fue mezquita y en los diez siglos anteriores, iglesia. Era la basílica de San Pedro de los cristianos ortodoxos. No se quitarán los restos cristianos del edificio pero sus mosaicos se cubrirán durante las oraciones.
Esta ha sido la única reacción del Vaticano. Pienso en Santa Sofía y estoy muy entristecido. Pocos días después de pronunciar estas palabras, la presidenta griega Katerina Sakellaropoulou pidió al Papa que usase su influencia para sensibilizar a la comunidad internacional sobre la conversión de Santa Sofía en mezquita.
Para ella, la decisión del presidente turco “socava los cimientos de la tolerancia y profundiza la brecha entre culturas y religiones”. En todo caso, Turquía asegura que aunque Santa Sofía se convierta en una mezquita, seguirá permitiendo visitas de personas de todos los credos o ateos. Pero solo, en horarios que no impidan el rezo musulmán.