Este sábado llegamos al final del evangelio de San Juan, en el último pasaje de este evangelio, el Padre Cecilio Rivera vicario de la Basílica de Suyapa nos recuerda que es una invitación a no compararse con los demás Jesús tiene un camino para cada uno y ninguno es mejor o peor .
“Cuántas veces en nuestra familia, podemos caer en la tentación también de compararnos con los demás, y pensar muchas veces que el otro es mejor o que yo soy mejor que el otro”.
Estamos en la última semana de Pascua, y en las lecturas de hoy aparecen las figuras más significativas de la iglesia profundizando el misterio de Jesús en una fe personal agradecida.
Pedro es llamado para ser lo que Jesús le pida como por ejemplo el martirio sin importar lo que pidieron los demás a Pedro le pide el martirio. Es aquí donde La pureza del corazón del apóstol, alcanza, su grado más alto.
La obra de Jesús es infinitamente grande que siempre nos sobrepasa aun cuando creamos conocer el evangelio, siempre hay novedades, hay sorpresas, ni siquiera el mismo Juan el apóstol del verbo encarnado fue capaz de agotar lo que es el misterio de Dios, la profunda humildad que aprende Pedro en la última escena del evangelio es también la profunda humildad del evangelista que encierra su obra sabiendo que Jesús siempre le supera.
El resucitado sigue actuando en cada una de nuestras vidas, escuchemos la voz del que nos dice “hoy tú sígueme pongamos nuestra mirada en el maestro que nos acoge con amor y sigamos en todo momento este tiempo de pascua que estamos culminando” y nos ayude también abrirnos a la gracia del Espíritu Santo para que el señor resucitado puede hacer la obra en cada uno de nosotros y nos ayude a no compararnos con los demás a poner nuestra mirada en el maestro a quién seguimos, concluyó el Padre Cecilio Rivera.