La batalla espiritual entre el bien y el mal, ha sido desacreditada y vista solo en películas o series, pero es muy real, sobre todo cuando se da más poder al demonio que al mismo Dios.
Entender
La mejor forma para afrontar el mal, es el manejo al momento en que se es débil, así lo interpreta el Padre Cecilio Rivera, Vicario Parroquial de la Basílica de Suyapa, al decir también que “Lo importante es ver cómo reacciono ante la tentación para pedir la paciencia o la fortaleza como don del Espíritu Santo”.
El presbítero también resalta el valor eucarístico en la vida del cristiano al mencionar que “en la cotidianidad, quienes puedan celebrar la Eucaristía, reciben un don muy grande que nos prepara para luchar contra el maligno y, sobre todo, a hacer el bien en nuestras vidas”. No es posible obviar la acción del pecado y ante ello es necesario mostrar una fe firme, capaz de doblegar las acciones del enemigo, afirmó el Padre Rivera.
Métodos
La vida de fe consiste en una constante búsqueda de Dios, si eso falta, se corre el peligro de ceder ante el mal. Óscar Izaguirre, feligrés de la Parroquia San Martín de Porres, asegura que “Viviendo en la humildad de la oración diaria, el sacrificio del ayuno y ofrendando nuestra vida a los más necesitados, se puede vencer al demonio”. No hay que dejar nada a la improvisación o confiarnos en los laureles, continúa diciendo Izaguirre al expresar que “es necesario velar con las estrategias que Jesús nos enseñó en el desierto, haciendo frente al demonio con la Palabra de Dios y la oración”.
1 Reconocimiento
El saber que existe Dios y su acción sobre cada uno, no nos puede hacer olvidar que el mal está y que su presencia es latente en el mundo. Para luchar contra este, hay que comprender y estar conscientes de que se puede enfrentar en la cotidianidad, sabiendo que es posible vencer todo lo que está en contra de la ley de Dios.
2 Firmeza
La confianza en el Padre, el rezo del Santo Rosario y recibir la Comunión, son tres grandes prácticas que pueden ayudar a mantener el espíritu firme ante las tentaciones. Si esto se debilita, se corre el peligro de que el mal avance. Ante el desánimo, la depresión y otro tipo de desestabilidad, es necesario renovar la fe en Dios para afrontar al enemigo.
3 Oración
Ante la asechanza del maligno, la oración es la pieza fundamental, esto por la relación íntima con Dios que en ella se frecuenta. Con una vida espiritual activa y constante no se da cabida a las acciones o tentaciones del demonio y lo mantiene alejado de pensamientos y acciones que lo motiven, esa es la clave de estar en relación constante con el Señor.