La pandemia pone a los científicos en una carrera contrarreloj, algunos en medio de las zonas rojas y otros investigando y buscando una cura al virus, un beneficio que debe estar a la mano de todos.
Es por eso que los directores generales de la UNESCO, la OMS y la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, reafirmaron el derecho que toda la población tiene de disfrutar de los beneficios del progreso científico.
La directora General de UNESCO Audrey Azoulay manifestó: “Los modelos científicos cerrados ya no funcionan, ya que amplían las desigualdades entre los países y los investigadores. Sólo ponen el progreso científico al alcance de una minoría.
Esta crisis sanitaria ha demostrado el increíble potencial de la cooperación científica a nivel internacional. Esta cooperación nos ha permitido secuenciar el genoma del virus rápidamente. La solidaridad mostrada por la comunidad científica es un modelo para el futuro”.
Dicen que en estos tiempos difíciles, las tecnologías y los descubrimientos no pueden ser reservados sólo para unos pocos.
Así mismo el Director General de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus aseguró que “Después de todo, ¿cuál es el propósito de tener tecnologías de vanguardia si no pueden llegar a las personas que más las necesitan? Compartir datos e información que a menudo se mantiene en secreto o protegida por la propiedad intelectual podría hacer avanzar significativamente la velocidad de desarrollo de las tecnologías”.
Pero en esta carrera contra reloj también están los gobiernos y, en muchos casos, la reticencia en adoptar políticas públicas, lo que ha significado los devastadores daños que genera la pandemia.
Para la alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos “”Un principio básico de la salud pública es la necesidad de un compromiso pleno y honesto con los ciudadanos. El uso de la fuerza pública no mitigará ni pondrá fin a esta pandemia, pero el uso de la Ciencia y la conciencia de la ciudadanía, plenamente informada, junto al cumplimiento de las medidas sí lo harán”.
Los directores de estos organismos se comprometieron a apoyar a la comunidad científica internacional fomentando una cultura de colaboración y solidaridad, en lugar de competencia.