Hoy la Iglesia conmemora a Nuestra Señora del Monte Carmelo y una de las prácticas de piedad popular más recurrentes de esta fiesta es la imposición del escapulario. Este sacramental es un símbolo de Consagración a la Santísima Virgen María, y de la protección de la Madre de Dios a sus devotos. ¿Cuál debe ser la manera correcta de imponer este sacramental? ¿Quién debe de hacerlo? Cuando se daña, ¿Qué se debe hacer? Estas son algunas interrogantes que se hacen las personas que están conociendo esta importante devoción mariana.
El escapulario consiste en dos piezas de tela de color marrón con un segmento que cuelga sobre el pecho del usuario, y otro colgando de espalda. Estas piezas se unen por dos correas o hilos que se superponen en cada hombro – de ahí la palabra “escapulario” (escapular = omóplato).
Según el sitio Foros de la Virgen, «La imposición se hace preferentemente en comunidad. Es necesario que en la celebración quede bien expresado el sentido espiritual de las gracias unidas al Escapulario de la Virgen del Carmen y los compromisos asumidos con este signo de devoción a la Santísima Virgen». Es importante mencionar que el primer escapulario, debe ser bendecido por un sacerdote o diácono, impuesto por él en oración.
Cuando un escapulario se daña, especialmente por el uso, si han sido bendecidos no se deben tirar sino quemar o enterrar con respeto. Es un sacramental que tiene por objetivo, llevar a la persona al sacramento, es decir Jesucristo.