Uno de los aspectos de la crianza que más temor le puede dar a los padres son los trastornos del sueño en los niños pues afectan directamente al estado físico y mental no sólo de los pequeños sino también de los padres.
La más común es la dificultad para conciliar el sueño, interrupción del mismo, llanto, hambre, sed, dificultades respiratorias, sonambulismo, pesadillas y hasta terrores nocturnos.
Importante
Lo que comúnmente hacen los papás es establecer unas rutinas previas al momento de ir a dormir, y mantenerlas en el tiempo ya que beneficia a los niños en tanto que les prepara para el descanso.
Un buen ejemplo de rutinas previas a la hora de ir a dormir es dedicarles un ratito de nuestro tiempo en exclusiva, jugando, hablando, paseando o cualquier otra actividad, transmitirles tranquilidad, tras lo cual, vendrá un baño relajante y una cena no demasiado pesada. También sirve de ayuda no ofrecerles mucho líquido justo antes de ir a dormir, de este modo se evita que un pañal muy lleno cause molestia durante la noche e interrumpa el sueño.
Otro aspecto que ayuda mucho es controlar la cantidad de luz que hay en el dormitorio y evitar ruidos en casa como los que hacemos al arreglar la cocina. Por otro lado, si ni las rutinas ni otras técnicas han funcionado, y el pediatra ha descartado un problema real de salud, deberemos comprender que cada persona es distinta, con sus propios ritmos y temperamentos y que quizás simplemente haya niños que no necesiten un descanso tan prolongado como otros. En tal caso, si vemos que el niño está bien durante el día y tiene un nivel adecuado de concentración, en la medida que se espera para su edad, no se debe dar mayor importancia al hecho de que no duerma tantas horas como otros a su misma edad.
