En la Audiencia General de hoy miércoles 3 de agosto, Su Santidad el Papa Francisco se refirió a su reciente viaje apostólico a Canadá, cuyo propósito era el perdón y la reconciliación de la Iglesia Católica con las comunidades indígenas que fueron sujetas a abusos por parte de distintas instituciones religiosas.
Destacó que su viaje tuvo tres partes: Primero, la memoria “milenaria” de estos pueblos indígenas que viven “en armonía con su tierra”, asi como la memoria de todo los abusos sufridos por parte de esta comunidad “a causa de las políticas de asimilación cultural”. La segunda parte fue la reconciliación, “no un acuerdo entre nosotros – eso sería una ilusión, una puesta en escena – sino un dejarse reconciliar con Cristo, que es nuestra paz.” La tercera parte, la sanación, tuvo como evento protagonista la peregrinación al lago de Santa Ana. En alusión a esto, el Santo Padre expresó que “Todos podemos tomar de Cristo, fuente de agua viva, y allí, en Jesús hemos visto la cercanía del Padre que nos da la sanación de las heridas y también el perdón de los pecados.”
El viaje llevó a Su Santidad al norte, oriente y occidente del territorio canadiense, específicamente a las ciudades de Iqaluit, Québec y Edmonton. Dentro de sus reuniones, el Papa Francisco pudo reunirse con jóvenes y adultos mayores. De estos últimos hizo referencia en la homilía de la Santa Eucaristía celebrada el pasado 26 de julio celebrando a San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María. En la homilía realzó su importancia en la sociedad como fuentes de sabiduría para las generaciones más jóvenes, y llamó a no descartarlos del día a dia, sino más bien buscar en ellos los consejos para vivir el presente y construir el futuro.
Finalmente, el Papa hizo énfasis en como Canadá “es un signo de los tiempos”, donde la juventud y los adultos mayores de las poblaciones indígenas viven en diálogo constante, contribuyendo también a la sociedad en general “para una humanidad más fraterna, que sepa amar a la creación y al Creador.”
