Llegada la Cuaresma, la Iglesia Católica propone diversos signos y gestos que son parte de la riqueza de la Religiosidad Popular, prácticas que convocan a un gran número de feligreses. Una de estas manifestaciones es el Santo Vía Crucis, dando como reto a cada comunidad que no se convierta en una lectura vacía o vana y pase a ser una vivencia de fe personalizada.
Experiencia
Rezar las estaciones del Camino de la Cruz que Jesús sufrió en el suplicio para redimirnos, nos introduce a una experiencia de fe muy intensa y aunque es parte de la historia, cada paso puede mantenerse muy actual. Para el Padre Eduin Narciso Figueroa, Vicario de la Basílica de Suyapa, afirma que “El recorrido que emprendemos en la Cuaresma, es un camino de Vía Crucis, es meditativo en el misterio de salvación de Cristo en la cruz”. Esta práctica penitencial, asevera el Presbítero Figueroa, “es una oportunidad para meditar en la Virgen María porque siempre está al lado de su hijo al pie de la cruz”. Lo vivido por Jesús en el patíbulo de la Cruz y el proceso previo, es muy similar a los sufrimientos que a diario, familias, comunidades o personas en Honduras atraviesan, encomendando sus vidas al Señor para que los redima.
Modelo
El Santo Vía Crucis, se convierte, no solo en Cuaresma, en un claro ejemplo de cómo tender la mano al que cae, saber acompañar hasta el final en la complejidad, sobrellevar la cruz de cada día, confiar en el Señor, etc.; podríamos enumerar cientos de formas de cómo trasladar lo que se medita en el rezo penitencial a la vida diaria, lo que si es cierto, es que es necesaria una aplicación de estos momentos meditativos para humanizar el dolor, la alegría, la empatía.
1 Reconocer
El Camino de la Cruz atravesado por el Señor Jesús para salvarnos, sirve para cada cristiano, a comprender el valor de cada momento que tuvo que atravesar Jesús para obtener la redención del mundo entero.
2 Acercar
El apego de cada estación penitencial del Santo Vía Crucis a las situaciones personales que vive la humanidad, es la mejor manera de acercar el calvario vivido por Jesús a cada ser humano y partiendo de eso, observar de manera más clara estas realidades.
3 Aplicar
Los tres pilares de la Cuaresma son: el Ayuno, la Limosna y la Oración, estas prácticas también pueden motivar a que meditando en el camino doloroso de Jesús hasta el Gólgota, se renueve la búsqueda de cumplir estas tres peticiones que hace la Iglesia.
4 Reflexión
Como en cada Cuaresma, el rezo del Santo Vía Crucis se hará con fuerza en las comunidades, por lo que lo primordial para cada católico, es asistir, rezar con fervor y de esta meditación, emitir un compromiso serio que cree empatía, solidaridad y caridad.