Buscaba un sentido para su vida y Dios se lo dio haciéndolo sacerdote

Le presentamos la historia vocacional del Padre Alexander López, vicario en la Parroquia Inmaculado Corazón de María, en Roatán, Diócesis de La Ceiba

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Te basta mi gracia; mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad. Mejor, pues, me preciaré de mis debilidades, para que me cubra la fuerza de Cristo” escribe San Pablo en la carta a los Corintios. Esta expresión la reconoció en su vida el Padre Alexander López. Familia Originario de El Salvador, proviene de una familia humilde que, en tiempos de la guerra, pasaron calamidades. “A veces tenían que comer, a veces no. Tortilla, limón y sal fue su único platillo en algunas ocasiones” confiesa. Pobreza extrema, un conflicto bélico en apogeo y el tiempo de calamidad y miseria en su país, marcaron su infancia.

Desde pequeño tenía la ilusión por estudiar, pero tenía problemas de aprendizaje, dificultades para hablar y memorización, lo que le trajo muchos obstáculos y no fue nada fácil. Por esta condición era bastante tímido, jugaba con los demás niños, pero se apartaba al haber mucho bullicio.

De pequeño, muchos se burlaban por su condición, pero él siempre tuvo claro que había que hacer las cosas según lo aprendió de sus padres. Iglesia Siendo muy joven, recuerda que sus padres y hermanos participaban en la Legión de María, pero a él no le gustaba rezar el Rosario nos dice y agrega que “más de alguna vez me hice el dormido para no rezar”. En su comunidad, su familia daba alimento al sacerdote que llegaba una vez al mes.

Como suele suceder en muchos sitios, ese día se preparaba un platillo diferente para dárselo al presbítero. Poco a poco se acercaba más a la Iglesia, pero no participaba de ningún grupo. Teniendo 18 años, fallece su papá mientras él participaba de un retiro de conversión, desde ese momento su vida cambió. Antes, sus hermanos asistían a las actividades eclesiales más que él y luego se dio lo contrario. Fue comprometiéndose con la Pastoral Juvenil y después en Juventud sin Fronteras de las Obras Misionales Pontificias. Vocación En sus planes estaba casarse, tener una carrera y siempre servir a Dios.

“Durante seis años fui albañil para buscar tener un sustento” nos cuenta. En ese lapso de su vida tuvo sus novias, pero eso no le llenaba indicó. Como todo joven estuvo en búsqueda de lo que quería ser en la vida. Intentó estudiar Administración de Empresas y la carrera de Inglés en diferentes universidades, pero ninguna llenó sus expectativas.

Realizó un discernimiento de manera personal por tres años, descubriendo que quería ser sacerdote y servir en la Iglesia. En esta etapa recuerda que cuando los sacerdotes llegaban a su casa, ninguno de ellos le miraba futuro como presbítero y no le invitaban para este proceso. Ministerio Con 24 años, decide ingresar al Seminario Menor de la Diócesis de San Vicente en El Salvador, aunque ya había sacado su carrera. Luego estudió filosofía y teología y al finalizar sus estudios, estuvo unos siete meses allí. Es enviado a Roatán, Honduras a servir en la parroquia de esta isla donde lleva siete años.

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