María Mazarello, nació el 9 de mayo de 1837 en Mornese, al norte de Italia. Pertenecía a una familia sencilla y modesta, era la mayor de 9 hermanos. Junto a Don Bosco, fundaron la segunda congregación religiosa más amplía del mundo, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (FMA).
Se dedicó a ayudar a su madre en las tareas del hogar y a trabajar en los viñedos con su papá. Además, colaboraba con las familias del pueblo y era una fiel catequista orientada por su director espiritual el padre Domingo Pestarino.
A la edad de 15 años, formó parte de la Asociación de las Hijas de la Inmaculada, un grupo de chicas que se dedicaban a la formación de las jóvenes menos desfavorecidas de la región.
Cuando tenía 23 años, sirvió como voluntaria ante la peste del tifus en el pueblo. Sin embargo, no tardó mucho en contagiarse. La experiencia de vivir en carne propia la fragilidad física, le llevó a aferrarse fuertemente a Dios y también a empeñarse en la educación femenina, abriendo un taller de costura donde les enseñaba a hacer cada puntada como un acto de amor a Dios.
En una ocasión, caminando por el cerro Borgo Alto, tuvo una visión de un colegio con niñas y jóvenes, de repente escuchó una voz que le dijo “A ti te las confío, cuida de ellas son mis hijas”:
El padre Pestarino le comunicó a Don Bosco que había un grupo de chicas que hacían lo mismo que él en Valdocco. Fue entonces, en una visita del santo a Mornese en 1864 donde se conocieron.
El de agosto de 1872 se fundó el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, con el ideal de San Juan Bosco, que fuese un monumento vivo de gratitud a la Auxiliadora, siendo Madre Mazzarello la primera superiora general de la congregación.
Santa María Mazzarello murió el 14 de mayo de 1881, fue beatificada en 1938 y canonizada el 24 de junio de 1951. Sus restos descansan en la Basílica de María Auxiliadora en Turín.