Este domingo en la homilía del Arzobispo de Tegucigalpa, S. E. Óscar Andrés Cardenal Rodríguez Maradiaga, celebro la fiesta de la Santísima Trinidad en la Basílica de Suyapa donde dijo que es importante escuchar la voz del Espíritu Santo, para que salgamos del egocentrismo que nos hace prisioneros de nosotros mismos.
“Creer en el misterio de la Santísima Trinidad, es creer que la comunión y el amor entre los seres humanos es posible” dijo el arzobispo este domingo, porque es la única forma en la que el ser humano se puede realizar, porque hay mucho terreno que explorar para llegar a la verdad plena.
El purpurado dejó una pregunta a los feligreses “¿Qué significa el Misterio de la Santísima Trinidad que hoy celebramos?” con lo que respondió que es un misterio de amor y comunión, por eso Jesús abrió paso al Padre para dejar al Espíritu Santo.
Asimismo el arzobispo dijo que en el misterio mas intimo no es soledad sino que es familia, asimismo nos revela que la Santísimo Trinidad dice que se revela la unión de la familia. Todos somos iguales en su dignidad pero en familia. Es tiempo que dejemos el odio y la confrontación y nos comprometamos a una Honduras en comunión, en respeto mutuo, respeto a la vida y promoción en una vida digna. La S T no vienen a dejar división sino comunión dijo el Cardenal Rodríguez.
“Es triste que nuestro mundo se siga desangrando en guerras inútiles. Es triste que solo hayan noticias de muerte, masacres como la África que matan a cristianos católicos por odio” mencionó Cardenal Rodríguez, quien además agregó que en Honduras hay muertes todos los días.
“Si verdaderamente somos creyentes debemos llevar el mensaje de comunión y amor para el respeto de la vida” dijo Rodríguez “Nadie tiene derecho a quitarle la vida a nadie” parece que tuviéramos cultura de Caín no de la Santísima Trinidad siguió. “Esto va terminar si abrimos nuestros corazones a la palabra de vida”
La petición de Su Eminencia dijo que nos dirigiéramos a la Trinidad viviendo el amor y construyendo la comunión en nuestra Honduras, por eso nos volvemos al misterio de Dios para encontrar un abrazo que nos sostiene.