A los niños es oportuno conocer cómo podemos ayudar al fomento de la fe en la vida de ellos. Consultamos al licenciado Javier Dávila, especialista en temas de familia y él nos brinda 5 consejos claves para educarlos en el camino de la fe:
1.- Fomentar la vida de piedad: Frecuentar los sacramentos, el valor de la misa dominical sobre cualquier actividad familiar. Valorar el dar culto debido a Dios a través de actos concretos de adoración, ir a misa en familia. No atropellarla por ninguna otra actividad de diversión, eso arraiga en los hijos un sentido profundo de respeto a Dios y fortalece la vida de piedad.
2.- Rezo del Santo Rosario en familia: Enseñar desde pequeños el papel fundamental de la Virgen en los planes de salvación. Acudir a Ella siempre como niños pequeños. El rosario debe ser una de las oraciones por excelencia de la familia cristiana, incluirlos a ellos para dirigir los misterios para darles participación.
3.- Enseñarles oraciones cortas desde pequeños: Que al dirigirse a Dios, se sientan en confianza, enseñándoles que es nuestro Padre Celestial y que siempre esta pendiente de nosotros, de nuestras necesidades, problemas y que siempre podemos confiar en Él. Hacerles saber la importancia de dirigirse a Él desde el primer momento del día con una oración de ofrecimiento de obras para que sepan iniciar el día poniéndolo en manos de Dios.
4.- Acercarlos a su Ángel de la Guarda: Dios en su infinita misericordia ha querido regalarnos a cada uno de nosotros la protección de un ángel que nos preserve del mal y nos ayude a cumplir su voluntad a los largo de la vida. Saber tratarlo con confianza y recurrir a él en muchas necesidades para que nos proteja de las tentaciones. Encaminarlos a que se dirijan a él al acostarse con la oración del ángel de la guarda: “Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, por que soy chiquito y me perdería “.
5.- Fomentar en familia costumbres cristianas que nos ayuden a mantener la presencia de Dios a lo largo del día y a saber agradecer los dones recibidos: Bendecir la mesa como buenos cristianos agradeciendo a Dios el pan de cada día, persignarse cuando pasan frente a una Iglesia porque allí esta Dios en el Sagrario que se ha quedado por amor a nosotros en la Sagrada Eucaristía; celebrar en familia el día de su santo, llevarlos desde pequeños a recibir el sacramento de la confesión ya que Dios que nos ama tanto nos perdona y comprende nuestra debilidad humana, fomentar en ellos el uso del escapulario, devoción mariana que representa las promesas de la Virgen de sacarnos del purgatorio el siguiente sábado después de nuestra muerte si hemos llevado con piedad y una vida limpia. Finalmente enseñarles a confiar en Dios haciendo oración, diálogo de un hijo con su padre, que se dirige a él sabiendo que en esa conversación de amigos Dios nos escucha y nos habla para que conozcamos su voluntad y la sepamos poner en práctica.
Todo esto será eficaz en la vida de piedad de nuestros hijos si ven en nosotros el buen ejemplo. Sabiendo confiar en su palabra, que nos vean rezar para que demos testimonio en primera persona de que Dios es lo más importante en nuestras vidas.