Teresa de Jesús, es una de las grandes exponentes de la poesía católica y sus escritos, se mantienen vigentes por la influencia que tuvo en el Carmelo Descalzo ante la reforma y por lo extensiva que se hizo la misma. Además del ”Nada te turbe” o ”En la cruz está la vida”, hay una gran variedad de poemas compuestos por la santa, como el que traemos a mención: ”Vivo sin vivir en mi”, es una de las grandes inspiraciones de Teresa y sus estrofas denotan varios pensamientos o sentimientos en torno a la figura de San Pablo que la Autora vive intensamente como propios. El poema es probablemente contemporáneo al que compuso san Juan de la Cruz, inspirado en la misma letra allá por el año 1572.
Este hermoso poema, ha sido musicalizado por diversos grupos como Jaire y Jésed de México o por las propias congregaciones masculinas y femeninas de Carmelitas Descalzos en todo el mundo.
Aquí el poema completo:
VIVO SIN VIVIR EN MI – SANTA TERESA DE ÁVILA
Vivo ya fuera de mí después que muero de amor, porque vivo en el Señor que me quiso para sí.
Cuando el corazón le di, puso en él este letrero: que muero porque no muero.
Esta divina prisión del amor en que yo vivo, ha hecho a Dios mi cautivo, y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión ver a Dios mi prisionero, que muero porque no muero.
¡Ay! ¡Qué larga es esta vida! ¡Qué duros estos destierros, esta cárcel, estos hierros en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida me causa un dolor tan fiero, que muero porque no muero.
¡Ay! ¡Qué vida tan amarga do no se goza el Señor! Porque si es dulce el amor, no es la esperanza larga;
quíteme Dios esta carga, más pesada que el acero, que muero porque no muero.
Solo con la confianza vivo de que he de morir, porque muriendo el vivir me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza, no te tardes, que te espero, que muero porque no muero.
Estando ausente de ti, ¿qué vida puedo tener, sino muerte padecer la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí, por ser mi mal tan entero, que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte: Vida no me seas molesta;
mira que sólo te resta, para ganarte, perderte; venga ya la dulce muerte, venga el morir muy ligero, que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba es la vida verdadera, hasta que esta vida muera, no se goza estando viva: muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero, que muero porque no muero.
Vida ¿qué puedo yo darle a mi Dios, que vive en mí si no es perderte a ti, para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle, pues a Él sólo es el que quiero, que muero porque no muero.