El padre Rodolfo Varela ofició la Misa hoy 17 de julio en la Basílica en su homilía se refirió a la primera lectura “cuando Ezequías se enferma de muerte, y recibe el anuncio del Señor Ezequías vuelve su rostro al Señor y comienza a orar al Señor en llanto clamando por su vida y el Señor escucha su oración le concede quince años más de vida”.

Ese instinto de supervivencia dijo “nos hace luchar por nuestra vida, ese instinto de supervivencia hizo que Ezequías clamara por su vida al Señor, no se queda indiferente él quiere vivir más él desea vivir más”.

El padre Varela sostuvo “Yo sé que muchas personas hoy están clamando por su vida, hoy están luchando contra una enfermedad que tiene asustados a todo el mundo a todo el planeta y están luchando por su vida, pero cuál es el sentido de vivir, cuando Dios le concede más tiempo de vida a Ezequías no es para que se tire a la vida loca a derrochar, hay un propósito por el cual Dios nos puede alargar la vida”.

Varela manifestó que es para vivir en su gracia, en su misericordia, en su amor, en sus preceptos, no es que Dios nos alarga la vida “y ya obtuve el favor de Dios y ya me olvido de Él, si yo tengo el milagro de alargar mi vida, más en esta situación difícil que estamos viviendo, es para que vivamos de acuerdo a los preceptos del Señor, es para que vivamos una vida con propósitos, una misión que Dios nos encomienda ser testimonio de Él”.

El sacerdote dijo “hay que dar testimonio de su misericordia, porque Dios es misericordioso, Dios nos ama y Dios está con nosotros”.

Un cuento dice así, continuó “un ángel del Señor bajó del cielo y le avisó a una persona que le quedaban siete meses de vida, era una persona que tenía muchos bienes, mucho dinero, el vendió todos los bienes que tenía y se dedicó a viajar por el mundo en esos siete meses, a disfrutar de la vida que le quedaba a comer a hacer lo que le gustaba.

Terminaron los siete meses y el hombre murió no satisfecho sentía que le faltaba algo, bajó nuevamente el ángel del Señor y le avisó a una persona que le quedaban 7 días de vida, esta persona los siete días de vida que le quedaban, se acercó a su familia su amigos y trató de pasar todo el tiempo que le quedaba con ellos amándolos disfrutando con ellos, pasando tiempo de calidad a la semana murió y sintió que le hacía falta algo antes de morir.

Por último bajó el ángel del señor y le dijo a una persona, te quedan siete minutos de vida aquella persona hizo lo más sabio, inteligente que pudo haber hecho otra persona, en esos siete minutos de vida, esa persona se dedicó a dar gracias por su vida, a pedir perdón por todas las faltas cometidas a Dios y al prójimo y a perdonarse así mismo por todos los errores y equivocaciones que había cometido a lo largo de su vida, y al cabo de esos siete minutos aquella persona murió en paz”.

Y concluye con la reflexión “para que quiero alargar mi vida, cual es el propósito de seguir viviendo, entregarme al mundo o entregarme a Dios, vivir como nos enseña el mundo o vivir dentro de los preceptos de Dios, ser agradecidos con Dios mostrar la misericordia de Dios pedir perdón cuando nos equivocamos y aprender a perdonarnos a nosotros mismos para vivir en paz y realizados.

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