Benedicto XVI nos enseñó que la oración es el pulmón de nuestra vida espiritual. “Sin ella nos arriesgamos a ahogarnos en nuestras preocupaciones diarias, en nuestra rutina”, aseveró en vida. En muchas ocasiones, algunas personas dicen que desean orar, pero no tienen el tiempo para hacerlo, especialmente por las muchas actividades que realizan durante el día. Ante esto, surge la interrogante, ¿Cómo tener un plan de vida espiritual en un día ajetreado?
Disciplina
Para obtener esa constancia en la oración, se necesita esforzarse, es decir, no se puede alcanzar un plan de vida espiritual sin nos ejercitamos en la oración. El presbítero Juan Antonio Hernández, formador del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, explica que durante nuestra jornada, por más atareada que sea, siempre hay un momento de silencio, ya sea el último de la noche o el primero del día, esto es un momento privilegiado.
“A través de una disciplina, de la templanza, virtudes humanas que se pueden fortalecer, serán espacios que favorecen para crecer en la oración”, expresó. Yadira Salinas, integrante de la Misión Católica Universitaria, coincide al indicar que, la oración requiere de decisión y voluntad. “Al inicio no es fácil, de igual forma, se busca cualquier excusa para dedicarse a otra actividad en el momento de orar. Pero, si anhelamos tener esa relación con Dios, debemos esforzarnos día a día para lograrlo”, concluyó.
Calma
Martín Valverde, cantautor católico, en una de sus canciones menciona la importancia de la tranquilidad, como fortaleza para acercarse al Señor. “Ten calma contigo mismo y mira a dónde vas, espera un minuto piensa bien lo que harás…” Claudia Reyes, feligrés de esta arquidiócesis, menciona que “Para orar necesitamos tranquilidad, debemos tener el oído atento para escuchar a Dios en el diálogo, en la oración”.