Un camino de fe en la ruta migratoria

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En la ruta migratoria, la Iglesia está presente y acompaña a quienes recorren este camino en búsqueda de una mejor vida. Ya sea en su salida del país para los compatriotas o al recibir a quienes del extranjero pasan por estas tierras, siempre existirá este acompañamiento espiritual.

Ejemplo de ello, es la Casa del Migrante San José, ubicada en Nueva Ocotepeque, Ocotepeque, sitio que, desde 1996, atiende no solo a los que parten del país, sino, sobre todo, a quienes regresan a Honduras, ya sea por voluntad propia o retornados vía terrestre. A nivel internacional, la primera Casa del Migrante se fundó en Tijuana, Baja California. Continuó en Ciudad de Juárez, luego en Tecún Umán, frontera Guatemala, México, Tapachula, y en la capital de Guatemala.

Sixto Rodríguez, integrante de la Pastoral de Movilidad Humana (PMH), afirma que la Iglesia apoya constantemente a los migrantes en su
camino, “Estos hogares brindan este tipo de acompañamiento y asistencia inmediata a esas poblaciones. Honduras cuenta con una serie de casas de acogida, tanto en Danlí, Choluteca, Ocotepeque, El Paraíso, y Copán” dijo. Es importante reconocer que la travesía de los migrantes es una aventura que nunca termina porque salen de su casa y al ser retornados lo vuelven a intentar a pesar que las autoridades migratorias los detienen de nuevo.

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