Sor María Romero Meneses, una beata nicaragüense que vivió para los más necesitados: “Toda para todos”

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María Romero fue un alma profundamente devota de María Auxiliadora de origen nicaragüense que entregó su vida y se desgasto por los pobres en Costa Rica.

Nació el 13 de enero en Granada, Nicaragua. Hija de don Félix Romero Arana, quien se desempeñó como ministro de Hacienda en su país y de doña Ana Meneses Blandón, ambos personas de mucha fe y devoción.

Desde pequeña fue una niña caritativa y piadosa. En 1923 profesó como Hija de María Auxiliadora “Estaba decidida a entregarme a mi Señor y a mi Rey, para siempre. La vocación se arraigaba en mi alma cada día con más fuerza.”

En 2031 fue traslada a San José de Costa Rica, donde donaría su vida en favor de los más desfavorecidos durante 46 años, encargándose de vivir en caridad, administrando y creando obras sociales, hogares y dispensarios, pero su ideal más grande siempre fue pasar de lo material a lo espiritual, haciendo vida el lema de la congregación salesiana: “Daha mihi animas, caetera tolle” (Dame almas y llévate o demás) movida por el inmenso deseo de salvar almas y de alejarlas del pecado.

En uno de sus escritos espirituales, sor María expresó: “¡Ah! Si pudiera poner en práctica todo lo que quiero para ayudar a los pobres, no sé a dónde llegaría… Me apasionan los pobres y Dios me ha dado la alegría de vivir entre ellos. Cuando era niña, me alegraba de poder ayudar a los pobres. Siento una gran pena cuando veo entre nosotras algunas faltas al voto de pobreza, sabiendo que hay tantas necesidades entre los más pobres… Mientras nosotras sigamos siendo pobres, todo estará bien.”

Su profunda devoción a Jesús Sacramentando y su confianza a María Auxiliadora, le hizo llevar a todas partes amor, esperanza y consuelo, especialmente a los niños, pobres y marginados de las calles de Costa Rica.

La religiosa murió el 7 de julio de 1977 frente a la playa en las peñitas Nicaragua, tal y como ella lo soñaba, contemplando la inmensidad del amor de Dios. El Papa San Juan Pablo II la beatificó el 14 de abril de 2002 convirtiéndose así, en la segunda mujer beata centroamericana.

Actualmente, sus restos descansan en el Mausoleo en la Casa de la Virgen María en san José de Costa Rica, lugar donde miles de fieles llegan a venerar a la beata sor María Romero Meneses FMA.

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