Sor Emi te recordaremos por siempre

Una misionera que hizo de Honduras su hogar

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Bajo el cobijo de los brazos del Buen Pastor, fiesta litúrgica de este cuarto domingo de Pascua se dio la partida a la casa del Padre Celestial de la hermana Emilia Granel Ortíz de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.

Ejercía su labor pastoral en la comunidad de la Aldea de Suyapa. “Dama de corazón noble”, es unas de tantas definiciones que expresan los aldeanos respecto a esta religiosa. Fuerte y enérgica, de casi 75 años, andaba por donde se le requería con la ayuda de un bastón, debido a unos problemas en su rodilla.

La comunidad de Suyapa siente mucho la partida de Sor Emi

Seguiremos llamándola tal como a ella le gustaba Emi. Le caracterizó el amor y el don de servicio a Dios y los demás. Sor Emi fue una misionera que vino desde Zaragoza, España. Arribó a nuestra capital dejando en su patria a su familia y amigos, porque Dios la llamó a cumplir una misión y mandato de su congregación. “La propuesta de Jesús a hombres y mujeres de toda raza, edad, condición social, familia, nación y lengua, de propagar la Buena Noticia del Evangelio por medio de la Palabra de Dios, orada, asimilada, vivida y predicada”.

Con más 50 años de estar en América Latina y de servicio tenía 24 en Honduras y siete en Guadalajara, México. Llegó en 1993 a nuestro país para ponerse al servicio de los más necesitados.

En la aldea histórica de Suyapa, Sor Emy comenzó hace más de 20 años con sus proyectos de solidaridad, para darle una esperanza a los más desposeídos. Junto a otras hermanas misioneras de la congregación y personal voluntario de la comunidad, atendía 16 sectores poblacionales en Tegucigalpa; donde habitan personas de escasos recursos.

Entre las ayudas a familias pobres se destacan dotación de casas y becas acompañados estos de oración, apostolado y evangelización. La historia de servicio al pueblo de Dios, surgió desde los 18 años, edad en que la deseaba ser totalmente feliz. “A esa edad, con un tío y algunos amigos de la parroquia íbamos al hospital con algunas cosas y cantarles a los pacientes, ahí comenzó a cambiar mi vida, es ahí donde despertó la vocación en mi”, comento en cierta ocasión esta religiosa que ahora vive por la eternidad.

Con más de 20 años de presencia en Honduras, significaron “un tesoro, que Dios ha podido poner en mis manos; al igual que los 49 años de vida misionera al servicio de

Dios”, decía en los encuentros vocacionales que frecuentaba animando a muchas jóvenes hondureñas a discernir su vocación.

“Soy muy feliz con muchos problemas, no míos la gente me los provoca. Cuando te mira una madre y te dice: me han extorsionado, me quieren matar; ¿qué le puedes decir a esta madre?, expresaba Emi al consultar de su vida como misionera en la Aldea de Suyapa. “Darle consuelo, una ayuda. Entonces es lo que hago, ayudar a hacer el bien al que Dios pone en mi camino”, decía.

Entre las cifras que tenía en mente, Sor Emi comentaba de las más de 500 personas que asistía desde el Huracán Mitch, con algunas ayudas humanitarias de España. De los 400 niños y niñas que todos los sábados reciben su catequesis de pre comunión, comunión, infancia, confirmación.

También de los 300 niños becados para que pueda estudiar, pues para Emi, siempre lo más importante fue Dios, que encontró que cada necesitado. “No trabajo sólo por lo social, trabajo para dar a Dios y doy a Dios desde una casa; desde una comida; desde unos estudios; desde un padre nuestro, una enseñanza en la fe”, decía Emi.

Respecto al sostenimiento espiritual, esta religiosa tenía como programa de vida tres retiros al año: Adviento, Cuaresma y Resurrección y jornadas vocacionales y la misa diaria.

Hasta pronto Emi, gracias por todo. Procuraremos seguir tus enseñanzas, un trabajo misionero sobre la palabra de Dios, de cara a la evangelización de los pueblos como tú lo hiciste, concreta y central en la Palabra de Dios

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