Estamos en el mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Un 16 de junio de 1675, nuestro Señor se le apareció a Margarita María de Alacoque y le mostró su corazón rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de este salía una cruz.
La fiesta, obligatoria para toda la Iglesia a partir de 1856 con Pío IX, que nos recuerda el corazón coronado de espinas de Cristo. Y cuando oímos la palabra “corazón”, pensamos sobre todo en la esfera afectiva, sentimental.
Promesas para aquellos que sean devotos al Sagrado Corazón de Jesús:
- Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
- Les daré paz a sus familias.
- Las consolaré en todas sus penas.
- Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.
- Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
- Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
- Las almas tibias se volverán fervorosas.
- Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
- Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.
- Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
- Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.