El padre Rodolfo Varela en la homilía de este martes 18 de agosto desde la Basílica, en su homilía sostuvo que ni todos nuestros triunfos son sólo nuestros, ni todas nuestras riquezas son sólo para nosotros, una frase de un fraile Dominico, que conecta muy bien la primera lectura con el evangelio.
La primera lectura va dirigida a un rey soberbio que se vanagloria de él, haber hecho todo, y toma el lugar de Dios se cree absoluto, “el único absoluto es Dios, nosotros siempre debemos recordar a Dios en todo momento, en la angustia y en la alegría, en la tormenta y en la gloria, siempre tener presente a Dios, porque Dios está con nosotros”.
El padre Rodolfo dijo que si nos olvidamos de Dios nos volvemos soberbios y le quitamos el lugar a Dios,”ya no es Dios quien dirige nuestras vidas ya no es Dios quien nos dice que es bueno y que es malo, ya no es Dios quien dicta los mandamientos, somos nosotros los que regimos nuestra vida sin consultarle a Dios, somos nosotros los que decidimos lo que es bueno y es malo y nosotros nos creamos nuestros propios mandamientos”.
Además manifestó que si nosotros no reconocemos a Dios, entonces vamos a ser egoístas respecto a nuestros bienes, así como en todos nuestros triunfos son solo nuestros, “hay que reconocer la parte de Dios, así Dios nos invita a que todas nuestra riquezas no solo son para nosotros, son también para compartirlas con los demás”.
Entonces aquí podríamos encontrar dos pecados capitales, primero soberbia, segundo avaricia, que es lo que tenemos que hacer nosotros, buscar las virtudes que se contraponen a estos pecados, humildad y generosidad recalcó.
Hay que pedirle al Señor que nos de estas virtudes, como lo hacia San Agustín, Señor dame lo que me pides y entonces pídeme lo que quieras, Señor dame el don de la humildad y entonces pídeme ser humilde, Señor dame el don de la generosidad y entonces pídeme ser generoso concluyó.